jueves, 28 de febrero de 2013

FARUQ (4 - 2)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

La noticia de la muerte de Randolph Sigue-el-Rastro cayó como un jarro de agua fría para Faruq a pesar de que temía que algo así terminase pasando. Sin embargo, seguía siendo un golpe muy duro de asimilar. Le había cogido cariño al Morador de Cristal. Incluso se había identificado con él en algunos aspectos. Por eso le resultó tan demoledora aceptar la broma macabra en que se había convertido el destino de Randolph. Faruq no podía hacer nada por salvarle y simplemente se quedó callado por primera vez en su vida, guardando un silencio respetuoso.

Cada uno de sus hermanos de manada sobrellevó la muerte del Morador de Cristal de la mejor forma que pudo. Crow apretó los puños y su cuerpo temblaba de ira contenida. Canción-Oculta gruñó entre dientes una maldición mientras Lars simplemente apartó la mirada con pesar. Por su parte, Voz-de-Plata aulló con todas sus fuerzas un lamento escalofriante de despedida. Uno a uno, el resto de sus hermanos se sumó a su terrible aullido, dejando escapar toda la tristeza que amenazaba con desbordarlos. La Endecha por los Caídos duró unos largos minutos, provocando un coro caótico de aullidos que habría hecho temblar de miedo a cualquier Perdición que se hubiese encontrado en las proximidades del túnel. Canción-Oculta esperó respetuosamente unos segundos después de que el lamento muriese poco a poco en sus gargantas para hablarles:

-Volvamos a la autocaravana. Tenemos que contarle a Kate lo que ha pasado y pensar qué es lo que podemos hacer a partir de aquí.

-¿Pensar en qué?-, preguntó el Caminante Silencioso con una voz tan débil como el murmullo del viento.

-Me refiero a que antes de que acabe la noche tenemos que tomar algunas decisiones rápidas, como por ejemplo si debemos prender fuego al laboratorio de Pentex o matar a los científicos que estaban implicados en estos experimentos.

-¿Por qué no lo decidimos aquí?-, preguntó Crow sorprendido, expresando la misma pregunta que rondaba por la mente de Faruq.

-Porque estoy convencido de que necesitamos respirar aire fresco para aclarar las ideas antes de seguir manchándonos las manos en esta locura.

-.-

Salieron del túnel por la Umbra, agradecidos de sustituir la claustrofobia de aquella plaga espiritual por la libertad que sentían al tener de nuevo el cielo sobre sus cabezas. Selene estaba muy cerca de su cénit en la bóveda celeste pero aún les quedaba suficiente noche para hacer cualquier cosa que se propusieran. Cinco formas lobunas se alejaron de ese lugar, corriendo a toda prisa por el paisaje despejado de la Penumbra. La carrera les sentó muy bien, ya que mantenía su mente ocupada, lejos de la dura tarea que se les venía encima. Los Garou ascendieron silenciosos por la dura pendiente de una colina verde y se detuvieron a pocos pasos de donde debía estar la autocaravana en el mundo físico.

-.-

Kate se sorprendió mucho al verles caminar de lado sin previo aviso y casi disparó en su dirección con un revólver del mismo modelo que el que usó Clint Eastwood en la película de Harry el Sucio. Si la joven no hubiese carecido de temple, uno de ellos hubiera recibido un buen disparo. No obstante, Kate demostró tener buena vista además de nervio y bajó el arma antes de que alguien pudiese resultar herido. La cálida sonrisa con la que los recibió fue peor para ellos que una jauría de Perdiciones rabiosas.

-¡Hola, chicos! ¿Dónde está Ralph?

-Kate, tenemos malas noticias-, respondió Faruq interviniendo por su cuenta para sorpresa de sus hermanos. Canción-Oculta parecía enojado, ya que habían acordado en el pozo que sería él quien hablara con la chica, pero el Caminante Silencioso había cambiado de idea. Al fin y al cabo, le había ocultado a su manada que se habían metido en todo este embrollo para saldar una de las dos deudas que él había contraído con los Moradores de Cristal de Vancouver. Por lo tanto, Faruq había decidido que lo más justo sería que fuese él, y no el alfa de su manada, quien tuviese que pasar por el mal trago de romperle el corazón a la joven.

-¿Qué ha pasado?-, preguntó ella con un hilillo de voz.

-Sigue-el-Rastro está muerto-, respondió esforzándose para que su voz sonase serena. -Lo cogieron cuando intentó colarse en un laboratorio secreto oculto bajo el edificio auxiliar.

-No, no, no-, respondió Kate. -Él no, él no. -Sus ojos se humedecieron de golpe, pero no derramaron ninguna lágrima. A pesar de todo, su angustia era tan palpable que estremeció a todos los presentes.

-Lo siento. Hicimos todo lo que pudimos, de verdad. No había forma alguna de salvarlo.

Hubo unos segundos de silencio en los que nadie dijo nada. Faruq se volvió para mirar a sus hermanos, buscando con la mirada algún consejo o pista de cómo seguir a partir de ese momento. No halló ninguno y los maldijo en su interior por ello. El Caminante Silencioso volvió a mirar a Kate. Parecía tan desconsolada que trató de abrazarla para darle ánimos, pero ella lo apartó con la mando retrocediendo unos pasos.

-¿Cómo murió?-, quiso saber de improviso.

-Saberlo no te ayudará-, respondió el Ragabash evasivo.

-No me vengas con juegos y dime cómo murió Randolph.

-Tuvo una muerte rápida e indolora al respirar un gas tóxico-, mintió el Ragabash incapaz de contarle  la verdad a la joven. -Lo siento mucho.

Kate se tapó la boca con la mano para ahogar cualquier sonido y sus ojos ya no pudieron más, desbordando las lágrimas que se había esforzado tanto por contener. Respiró despacio y les dio la espalda para que no la vieran llorar como tenía derecho a hacer cualquier hombre o mujer en una situación parecida. Faruq sabía que la joven necesitaba tiempo e intimidad para aliviar su dolor, así que él también retrocedió  unos pasos para darle un poco de espacio. Era lo único que podía hacer por ella.

-Él-, empezó a decir Kate. -Él quería que os diese un CD con la información que había acordado entregaros. Voy a por él-. La joven caminó despacio sin que ninguno de ellos se lo impidiera y se metió dentro de la autocaravana.

-Tenías que haberle dicho la verdad-, le recriminó Voz-de-Plata a Faruq en la lengua Garou mientras lo cogía por el brazo en el mismo momento en que ella desapareció tras la puerta del vehículo. -La mentiste descaradamente.

-Por ahora es mejor así-, respondió el Caminante Silencioso mientras liberaba su brazo con un gesto furioso. -¿Soy un Ragabash, recuerdas? Miento por placer y me importa una mierda lo que piensen de mí.

Los dos tenían los nervios a flor de piel y estaban a punto de iniciar una pelea. Canción-Oculta trató de evitarlo interponiéndose entre ellos, mientras intentaba separarlos inútilmente. Crow tiró del Galliard hacia atrás al mismo tiempo que Lars hacía lo mismo con Faruq. Fue en ese momento cuando escucharon el estruendo provocado por un potente disparo que procedía del interior de la autocaravana. Los Garou dejaron de pelearse entre ellos y miraron con incredulidad hacia el vehículo.

-¿Kate?-, preguntó Canción-Oculta. No hubo respuesta.

Voz-de-Plata corrió hacia la autocaravana y entró en su interior tras abrir la puerta de un golpe. Pronto escucharon un lamento estremecedor proferido por el Hijo de Gaia. Faruq entró después y se encontró con una escena sobrecogedora de la que apenas pudo distinguir los detalles porque Voz-de-Plata estaba en mitad del estrecho pasillo aullando como un loco. Kate yacía inerte en el suelo. Sus dedos muertos aún aferraban el revólver que tenía dentro de la boca y que había provocado una herida terrible que le había destrozado la parte posterior de la cabeza. Había restos de sangre y pequeños fragmentos del cerebro por todas partes.

Voz-de-Plata se dio la vuelta y le apartó violentamente para salir fuera de la autocaravana. Lágrimas de frustración caían como un torrente desde sus ojos claros, perdiéndose en su hermoso pelaje. Faruq intentó apartarse como pudo de su paso en aquel estrecho pasillo. Al hacerlo vio un CD y nota garabateada a toda prisa sobre una mesa. Luego Canción-Oculta entró dentro y vio con sus propios ojos lo que había ocurrido sin decir nada. Con cierta reticencia, Faruq cogió la nota y la leyó en voz alta:

Aquí está la información que os prometió Randolph.
Me voy con él. Gracias por intentar rescatarlo.
                           K.

Voz-de-Plata seguía aullando con todas sus fuerzas por segunda vez esa noche. Crow y Lars acompañaban su lamento con sus propias voces, aullando inútilmente a Selene en busca de consuelo. Canción-Oculta y Faruq se unieron en seguida a ellos. A pesar de que Kate no era una Garou, honraron su nombre con una Endecha por los Caídos. Toda la manada aulló durante unos largos minutos hasta sus gargantas se quedaron roncas por el esfuerzo.

-.-

Ellensburg, Washington (EE.UU.)
14 de abril de 1993


-¿Qué hacemos ahora?-, preguntó Lars con voz ronca. El Theurge estaba sentado en el suelo y su rostro humano mostraba el ánimo sombrío que debían tener todos ellos en ese mismo momento.

-Quememos el laboratorio y matemos a todas las personas que estén implicadas en estos experimentos mientras aún contemos con la protección de la noche-, afirmó Crow enfadado.

-Estoy contigo-, le apoyó inmediatamente Voz-de-Plata.

Lars y Faruq también asintieron cuando escucharon la propuesta del Ahroun, mientras que Canción-Oculta se quedó  callado, mirándoles, mientras sostenía el CD de Randolph entre sus manos. Los cinco Garou estaban sentados sobre la hierba, formando un círculo con sus cuerpos en forma Homínida. Sin embargo, antes de que pudiesen tomar una decisión definitiva, el alfa y Crow giraron las cabezas al mismo tiempo en dirección al camino, como si hubiesen escuchado un ruido inesperado.

-Algo se acerca a nosotros-, intentó advertir Canción-Oculta mientras se transformaba en Hispo dejando caer al suelo el CD.

El resto de la manada siguió su ejemplo, poniéndose en pie y adoptando la forma Crinos. Poco a poco escucharon como se acercaban unas pesadas pisadas al lugar donde estaban. Faruq no podía estar seguro, pero hubiese jurado que venían dos atacantes, uno de ellos un Crinos. Aunque no los veían porque debían estar subiendo por la ladera de la colina en plena noche, su hedor les vino de repente con mucha facilidad. Olían a sangre podrida, a pus y a enfermedad. Uno de los atacantes incluso comenzó a aullar como un demente.

-¡Vais a morir! ¡Auuu! ¡Auuu! ¡Os mataré a todos! ¡Auuuuuuu!

Crow quiso salir a su encuentro en el acto, pero Canción-Oculta gruñó para que no se separase de la manada. Combatirían todos juntos a cualquier cosa que les lanzase el Wyrm esa noche. La primera figura en llegar a lo alto de la colina fue un Crinos de pelaje gris verdoso y ojos enloquecidos. La cosa cargó contra ellos sin esperar a su compañero, el joven afroamericano que había visto Lars encerrado en una de las celdas y que ahora lucía unos largos colmillos en su boca. "¡Es una sanguijuela!", se dio cuenta Faruq.

-Uuh, Crow. Voy a acabar contigo-, ladró el Crinos antes de chocar contra la mole del Ahroun. Los dos cayeron al suelo, revolviéndose el uno contra el otro como si fuesen animales rabiosos.

Canción-Oculta aferró con sus colmillos una de las patas de su enemigo y tiró de ella para tratar de inmovilizar a su atacante mientras el Fianna daba cuenta de él. Entretanto, Voz-de-Plata cargó contra el joven afroamericano, seguido de cerca por Faruq. La sanguijuela corrupta detuvo su trote y abrió su boca todo lo que pudo antes de vomitar un torrente de sangre cuando el Galliard estuvo casi sobre él. Voz-de-Plata intentó apartarse en el último segundo, pero ya era demasiado tarde. El vómito sanguíneo cubrió su pelaje y lo quemó como si se tratase de alguna especie de ácido. Faruq dio un salto hacia un lado y volvió a saltar para caer sobre la sanguijuela. El olor a sangre podrida casi lo hizo vomitar a él también. "¿Qué es esto? ¿Un maldito vampiro-fomori?", se preguntó mientras asestaba un golpe de su garra contra la cara de la criatura, dejando profundos surcos rojos que hicieron aullar de dolor a la sanguijuela. Lars también atacó al monstruo, destrozándole una de sus piernas con un golpe afortunado de sus garras.

La sanguijuela, viéndose acorralada y cercana a la muerte definitiva, volvió abrir la boca para expulsar un nuevo torrente de vómito. Faruq había estado esperando algo así, por lo que se apartó a un lado justo antes de que fuese demasiado tarde. El Theurge aprovechó la oportunidad para golpear la espalda indefensa del vampiro, hundiendo profundamente sus garras.

-No podéis acabar conmigo-, chilló la sanguijuela. -¡Me lo prometieron!

Voz-de-Plata estaba volviendo a ponerse en pie entre pequeños gemidos de sufrimiento. Su hermoso pelaje había sufrido la mayor parte del daño, pero la sangre vomitada se había abierto paso a través de la piel en algunas partes, dejando expuestas algunas pequeñas zonas de hueso.

-¡Jódete!-, gruñó el Galliard mientas atacaba con su garra sana el vientre de su enemigo. La garra entró y salió con facilidad, llevándose con ella intentos marchitos y más restos de sangre de putrefacta.

La sanguijuela se tambaleó como un borracho a punto de desplomarse sobre el suelo, pero logró mantenerse erguido contra todo pronóstico. Faruq no le dio respiró alguno. Hundió su garra derecha en lo alto de su pecho hasta atravesar los frágiles huesos de casa torácica y le arrancó su marchito corazón. El monstruo se estremeció sin control y cayó inerte al suelo, descomponiéndose rápidamente hasta que sólo dejó un cadáver irreconocible tras de sí. Los tres Garou no esperaron a ver qué le ocurría después y se volvieron para ayudar a sus hermanos contra el Crinos que había encabezado el ataque.

miércoles, 27 de febrero de 2013

LARS (4 - 2)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

Después de advertir a sus hermanos de manada, contuvo la respiración para no seguir respirando el aire ponzoñoso que estaba dominando al cámara acorazada. Un Garou en forma Crinos podía aguantar mucho más tiempo sin respirar que un "simple" humano, pero aun así incluso su fisiología sobrehumana tenía sus límites. "Hay que salir de esta trampa mortal como sea", pensó aceleradamente.

-Os confieso que me tentó la idea de permitiros conocer de cerca a mis pacientes-, gritó el doctor Heigkserg, -pero no podía arriesgarme a que los derrotaseis. Ahora moriremos todos nosotros.

Crow cargó con todas sus fuerzas contra una de las puertas blindadas. El golpe resonó en el interior de la cámara como si fuese un estallido, pero no consiguió su objetivo. La puerta permanecía completamente inmóvil y sin visos de ceder ni un milímetro. Entretanto, Voz-de-Plata y Faruq usaban el filo de sus garras para mellar la primera capa del blindaje forrado, mientras Canción-Oculta permanecía con la mirada perdida, como si los sucesos lo hubiesen desbordado de repente.

-El ácido prúsico es terriblemente eficaz. Una vez inhalado, sólo necesita unos minutos para manifestar los primeros síntomas. Nuestros pulmones se llenarán de sangre y ampollas, asfixiándonos lentamente sin remedio. A continuación nuestros cuerpos se colapsarán por la falta de oxígeno y las hemorragias internas  acabarán con nosotros de una forma extremadamente dolorosa.

Canción-Oculta volvió en sí de improviso y avanzó rápidamente hacia el anciano para cogerle por el brazo con una de sus grandes manos de Glabro. Luego, dejó escapar unas pequeñas bocanadas de aire para hacerle  dos simples preguntas:

-¿Qué le has hecho a Randolph? ¿Dónde está?

-Se ha convertido en uno de mis pacientes, por supuesto. A estas alturas la primera fase del tratamiento ya habrá surtido efecto.

Lars trató de ignorar al anciano mientras se concentraba en buscar una salida para la trampa en la que habían caído como estúpidos. Todos los problemas tenían una solución, si se disponía del tiempo necesario para encontrarla, pero su mayor dificultad es que no disponían de ese recurso indispensable. La mente del Theurge trabajó frenética y llegó a la única conclusión razonable: la Umbra. Sin perder el tiempo, se acercó a Crow y le hizo gestos para caminar del lado. El Ahroun le entendió perfectamente. Luego Lars se acercó a Canción-Oculta, que acaba de soltar al anciano, para darle el mismo mensaje mientras el Fianna repetía los gestos a Faruq y Voz-de-Plata.

-No tenéis forma alguna de escapar-, siguió diciendo Heigkserg. -Esta esclusa fue diseñada para contener incluso a un grupo de fomorach enloquecidos.

El anciano les miró sin comprender realmente lo que hacían cuando los vio observar fijamente sus reflejos en la superficie metálica de la cámara, al amparo de la única luz artificial proveniente del techo. No obstante, debió intuir que estaban intentando escapar de algún modo que él no comprendía del todo, porque se acercó cojeando hasta Lars para ver mejor lo que estaba haciendo. El Theurge sintió su venenosa presencia a su lado, pero la ignoró, del mismo modo que hizo caso omiso del naciente dolor que sentía en sus pulmones.

-No moriréis en un glorioso combate, no. Lo haréis como animales sacrificados... cof, cof... yo os... matado... yo... cof, cof... cof, Heigkserg... cof, cof, cof...

El anciano se desplomó al suelo medio ahogado entre fuertes toses. Su cuerpo temblaba sin control como la vela mayor de un barco en un día de furiosa tormenta. Un hilillo de sangre empezó a manar de su boca y su voz sonó cada vez más sofocada. El Theurge se abstrajo de esos sonidos moribundos y traspasó su reflejo.

La Celosía cubrió su cuerpo del mismo modo que lo haría una membrana pegajosa, aunque sus ojos la seguían percibiendo como una especie de brumas densas. El Theurge no detuvo su avance y logró atravesarla con cierta dificultad. El reflejo umbral de estas instalaciones consistía en un oscuro túnel cubierto de telarañas oxidadas y  embarradas con un líquido negruzco muy parecido al petróleo. Lars fue el primero en llegar, aunque pronto le siguió Canción-Oculta. Para su sorpresa, no estaban solos. Los Kalus que habían escapado de su ataque en el exterior les estaban esperando y cayeron sobre ellos como un enjambre enfurecido desde todas las direcciones.

El Theurge trató de defenderse de los ataques como mejor pudo. No obstante, el número de sus enemigos era simplemente demasiado grande y pronto recibió múltiples arañazos a pesar de la magia protectora que Uktena había dispuesto sobre sus hijos. Faruq apareció en ese momento y, tras necesitar unos segundos para orientarse, saltó directamente al combate para ayudarles.

Los pulmones de Lars ardieron poco a poco con un fuego líquido abrasador. El gas tóxico que había inhalado en la cámara acorazada estaba haciendo su maligno trabajo, destrozando su cuerpo por dentro. El agonía se volvió tan atroz, que el Fenris tuvo que renunciar a devolver los golpes a sus numerosos atacantes para invocar el don Resistir Dolor. Los Kalus se apartaron de él para dejar pasar a una Perdición con aspecto de mujer y brazos con forma de guadañas oxidadas. "Una Psicomaquia. Mi suerte debe estar mejorando", pensó él con fugaz ironía.

Crow eligió involuntariamente ese momento para aparecer a su lado. La Psicomaquia detuvo de golpe su avance, acobardada por el cambio en el equilibrio de fuerzas que había calculado. El Ahroun no se contuvo y saltó sobre ella con rabia, aullando de ira. Lars iba a unirse a él, cuando percibió una sensación extraña. Había algo más entre ellos y sus enemigos en ese túnel, algo que estaba tratando de vincularse místicamente con él. Rastreó esa presencia, buscándola con desesperación en la batalla. "¡Allí!", se dijo al oír un aullido demencial. El Theurge se puso en pie y se abrió paso a golpes entre los Kalus hasta llegar al extremo del túnel del que procedían los aullidos.

La Perdición que estaba tratando de poseer su cuerpo no tenía forma alguna. Simplemente flotaba invisible en el aire mientras lanzaba aullidos salvajes y enloquecidos. Sus aullidos perforaron insistentemente los tímpanos del Fenris, que lanzó golpes a un lado y a otro para intentar alcanzar a su enemigo. Uno de ellos logró dar en el blanco, porque sintió cómo se derrumbaba el puente místico que estaba trazando la criatura para unirlos místicamente. Lars siguió golpeando al aire, barriendo el poco espacio libre que quedaba en el túnel con sus poderosos brazos de Crinos. Pese a que no podía verla, sabía que la Perdición estaba intentando retroceder sin éxito. Sus aullidos eran la única señal de que seguía estando allí. El Theurge la golpeó tres veces más hasta que logró silenciarla por fin con un último golpe. En su corta carrera como Luna Creciente entre los Garou, Lars nunca había encontrado una Perdición como aquella. Afortunadamente, no era tan fuerte como un Scrag, aunque sí había resultado ser igual de insidiosa que una Psicomaquia.

Cuando hubo acabado con ella, se detuvo para recuperar fuerzas. El ácido prúsico se estaba imponiendo sin remedio a su extraordinaria fisiología. Aunque no notaba ningún dolor gracias al don espiritual que había usado, sí era consciente de los perniciosos efectos que estaba teniendo sobre su cuerpo. Cada vez le costaba más esfuerzo moverse y su visión se estaba volviendo borrosa. Casi sin fuerzas, apoyó su espalda contra la pared del túnel.

Afortunadamente el combate estaba terminando. Crow se dedicaba a destrozar literalmente a los Kalus que tenían la mala suerte de encontrarse en su camino. El maldito Fianna no parecía haber sufrido ni siquiera un poco los efectos del gas tóxico. Por su parte, Canción-Oculta y Faruq sí parecían ser víctimas de los aterradores efectos, aunque ambos estaban muy ocupados con la desagradable tarea de aplastar unas Perdiciones con forma de grandes bolsas de pus manchadas de sangre fresca. "¿Otra nueva raza de Perdiciones?", preguntó inconscientemente el Theurge que había en él. Voz-de-Plata apareció justo en ese momento, cuando lo peor del combate ya había pasado. A pesar de su tardanza, Lars nunca se había alegrado tanto de verle.

-¡Bobby!-, le llamó con un aullido lastimoso. -¡Cúrame, por favor!

El Hijo de Gaia se acercó cojeando, mientras escupía un gargajo sanguinolento al suelo. Luego, puso sus grandes manos sobre el cuerpo del Fenris y entonó una plegaria a Gaia mientras invocaba el don del Roce Materno. Lars notó en seguida una creciente sensación de bienestar, que alivió un poco su maltratado cuerpo. Sin perder el tiempo, el Theurge realizó el mismo don sobre Voz-de-Plata, de modo que volviese a respirar de nuevo con normalidad.

Tanto él como el Galliard atendieron las heridas internas provocadas por el ácido prúsico en el resto de sus hermanos. Faruq estaba ya a un paso de la muerte cuando lo curaron, mientras que Canción-Oculta estaba grave pero estable. Únicamente Crow parecía haber soportado sin inconvenientes la exposición al mortífero gas. "Debe haber sido su sangre Fianna", pensó el Theurge al recordar las historias que decían que los Garou de esa tribu acostumbraban su cuerpo a soportar distintos tipos de toxinas para resistir mejor los efectos del alcohol. Hasta ese momento lo había considerado una simple leyenda urbana, pero tendría que tomársela más en serio a partir de entonces.

-¿Qué hacemos ahora?-, preguntó Faruq.

-¿Ir a buscar a Randolph, no?-, preguntó a su vez Voz-de-Plata.

-Sí-, respondió el alfa, -pero esta vez vamos a seguir por la Umbra

El Colmillo Plateado usó su don espiritual de Llama Ardiente para hacer que su cuerpo brillase con un resplandor plateado que hizo retroceder a las sombras del túnel en todas las direcciones, tal y como había hecho en la vieja mina de carbón de St. Claire. Gracias a esa luz, pudieron recorrer sin problemas varios metros hasta llegar a una bifurcación.

-Esperad-, les pidió el Theurge. -Voy a Escudriñar esta zona.

Sus hermanos asintieron y lo rodearon para protegerlo de cualquier ataque mientras estuviese concentrado en observar el mundo físico desde la Umbra. Lars se esforzó para ver qué había más allá de las brumas de la Celosía en este sitio. Poco a poco, empezó a ver una imagen borrosa. El túnel también se bifurcaba en el mundo físico. A un lado llegó a atisbar una docena de celdas y al otro una puerta de seguridad. Dio unos vacilantes pasos hacia la izquierda y comprobó, asombrado, que los pacientes, como los había llamado el doctor Heigkserg, estaban tirados sin vida en el suelo de sus celdas. Todos excepto uno.

En una de las celdas había un joven afroamericano, de poco más de veinte años, que medía un metro con setenta y cinco de estatura y tenía una complexión física casi anoréxica. Lucía un bigote y una barba fina y recortada, pero su rostro estaba plagado de tumores, eccemas y yagas de color rojo azulado. Iba vestido con una camisa blanca con manchas de sangre, pantalones vaqueros y botas de cow boy. El joven estaba golpeando la puerta de su celda y gritando algo que el Theurge era incapaz de oír a este lado de la Celosía. No había forma alguna para averiguar cómo había sobrevivido a la exposición del gas que había acabado con el reto de los prisioneros del laboratorio.

A pesar de que Lars sintió un inmenso alivio cuando no vio el cuerpo de Randolph Sigue-el-Rastro entre los fallecidos, las últimas palabras del antiguo médico nazi siguieron pesando como una losa sobre su ánimo. Una vez que volvió en sí, les contó a sus hermanos todo lo que había visto al otro de la Celosía, sin ahorrarse ningún detalle.

-Vayamos por el camino de la derecha-, les indicó a sus hermanos.

Canción-Oculta también estuvo de acuerdo y avanzaron juntos unos metros más en esa dirección. En la Penumbra, el oscuro túnel terminaba en un callejón sin salida completamente vacío. El Theurge volvió a concentrarse y Escudriñó de nuevo el mundo físico.

Vio tres celdas separadas. En la primera encontró el cadáver de una mujer de aspecto grotesco y horrible, cuyos músculos estaban sobredimensionados y expuestos por completo al exterior. Su ojo derecho estaba tapado por un bulto carnoso y lucía unos colmillos largos y enormes, como los de una morsa. Los gruesos dedos de sus manos terminaban en dos retorcidas garras óseas y, por debajo de sus brazos, tenía tres extremidades más que le habían brotado desde los costados y la mitad de su espalda.

Desgraciadamente, la segunda celda contenía el cadáver inerte de Randolph. Su cuerpo desnudo yacía en el suelo, rezumando pus y bilis y mostraba algunas pústulas cancerosas de aspecto sumamente desagradable. El Theurge se sintió conmovido al ver el cadáver de Sigue-el-Rastro, vejado y profanado en el suelo de un laboratorio del Wyrm. Una profunda tristeza amenazó con hacerle perder la concentración, pero se obligó a sí mismo a mirar en la última celda.

El último paciente muerto era un humanoide grotesco, de brazos enormes y musculosos, piernas ligeramente pequeñas y atrofiadas, y una cabeza que parecía levemente hundida entre los hombros. Su cuerpo estaba cubierto por una capa de musgo carnoso de un malsano color rojizo, y de tumores y pústulas negras o verdes.

"Ya he visto todo lo que necesito saber", pensó el Theurge con cansancio. Su concentración abandonó el mundo físico y poco a poco volvió a concentrarse en la Penumbra local, donde sus hermanos lo miraban con una mezcla de impaciencia y nerviosismo. Intentando mantener la compostura, hizo lo que debía:

-No podemos hacer nada por él-, les explicó con serena. -Está muerto.

martes, 26 de febrero de 2013

CANCIÓN-OCULTA (4 - 2)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

-No puedes negar que Gaia se muere. Agoniza del modo más atroz que puedes imaginarte, Canción-Oculta.   El Wyrm y los humanos son las enfermedades que infestan este planeta. En el pasado, tal vez hubo alguna posibilidad de detener estas dos plagas, pero la Nación Garou falló miserablemente en su cometido. Por su culpa, el planeta se muere, lentamente, cierto, pero sin vuelta atrás. ¿Por qué permites que Gaia agonice de este modo? ¿Tan egoísta eres que prefieres que tu madre sufra para que tú puedas vivir unos años más en este mundo, maldito metis?

El Philodox trató de ignorar la persuasiva voz que intentaba quebrar su alma con mentiras y falsas verdades, mientras escuchaba las minuciosas explicaciones del doctor Heigkserg acerca de sus horribles experimentos. A pesar de que estaba escuchando todas las palabras del anciano, una parte dentro de él no pudo evitar seguir los razonamientos de la voz invisible, aunque sólo fuera para rebatirlos. Sin embargo, cuando su enemiga mencionó su naturaleza metis y una madre sufriendo, Canción-Oculta no logró evitar sentir una emotiva llamarada de rabia. Apartó la mirada de Hegkserg durante unos segundos, apretando la mandíbula y pensó una rápida respuesta: "Tus viles trucos de feria no pueden engañarme. Salvaremos a Gaia y a todas sus criaturas de algún modo."

-¿Salvar a Gaia? Dime, ¿cómo pretendes lograr semejante hazaña? ¿Apoyando una guerra genocida contra la humanidad como quiere hacer la tribu Garou de los Garras Rojas? ¿O prefieres algo más épico, como un duelo a muerte contra el mismo Wyrm?

Por primera vez en su vida, Canción-Oculta no supo responder a las preguntas de la voz. Si existiese un modo de salvar a Gaia, hace tiempo que otros Garou más sabios que él mismo habrían dado con la respuesta a ese enigma, pero tal cosa no había pasado nunca. Eso hacía que fuera terriblemente fácil caer en el oportunismo o el derrotismo, como habían hecho ya tantos Garou en el pasado. Sin embargo, Canción-Oculta no estaba dispuesto a darse por vencido con tanta facilidad. "No me importan las dificultades. Mientras Gaia viva, lucharé por ella y será su nombre el que pronuncien mis labios cuando mi cuerpo se encuentre moribundo. No lo comprendes porque sólo eres un producto de mi imaginación, la indeseable herencia de una tribu maldita por los crímenes de sus antepasados. Nunca podrás derrotarme porque no existes".

-Entonces responde a esta pregunta, sabio Philodox: si no existo, ¿por qué pierdes el tiempo discutiendo conmigo?

-.-

Volvió la cabeza de nuevo para observar a sus hermanos y su prisionero. La última pregunta de la voz invisible rondaba por su cabeza como el filo de una daga cortando lentamente un pequeño nervio. Aun así, Canción-Oculta se esforzó por aparentar una apacible calma que en el fondo no sentía y escuchó con creciente inquietud el resto del discurso de Heigkserg hasta llegar a su inevitable final . El Philodox que había en él sospechaba que ya habían obtenido toda la información que necesitaban. Había llegado la hora de poner fin a la farsa y rescatar a Randolph Sigue-el-Rastro.

-Se acabaron las explicaciones. Llévanos con nuestro amigo ahora mismo.

El anciano le miró disgustado, pero asintió tras bajarse de mala gana del borde de la mesa metálica sobre la  que se había apoyado. A continuación se acercó cojeando a la única puerta que había en el vestíbulo, seguido muy de cerca por las Cinco Garras de Gaia. La puerta dio paso a un pasillo de paredes blancas como la nieve y un suelo de baldosas grises. Unos tímidos fluorescentes ofrecían la única luz disponible en esta parte sombría del edificio. No obstante, el débil olor de Randolph seguía allí presente, adentrándose en las instalaciones, aunque también pudieron captar el lejano olor de la sangre derramada.

Decidieron no dejar ninguna habitación o sala sin investigar a su espalda, por lo que se tomaron su tiempo con cada una de ellas. En la primera puerta de la izquierda encontraron el vestuario, ocupado únicamente por una de docena de viejas taquillas metálicas y un solitario lavabo. A la derecha dieron con el almacén del que les había hablado el anciano. A pesar de sus humildes dimensiones, el espacio estaba aprovechado al máximo, ocupado por estanterías metálicas con cajas de cartón que contenían a su vez suministros sanitarios de todo tipo: vendas de todos los tamaños, apósitos, agujas, espadrapo, pomadas, instrumental quirúrgico todavía embalado, botellas azules rellenas de líquido desinfectante y un sinfín de otras diversas herramientas.

Más adelante, encontraron una sala de vigilancia. Al otro lado del mostrador que daba al pasillo, encontraron el cadáver de un hombre caucásico vestido con un uniforme de guardia de seguridad, que incluso después de muerto sostenía desesperadamente una pistola automática con una de sus manos inertes. La silla sobre la que se había sentado estaba volcada en el suelo y la sangre había comenzado a secarse a su lado.

-¿Cómo dijiste que se llamaba?-, preguntó Faruq. -¿William?

-Sí-, respondió el anciano. -Era un bastardo demasiado listo para su bien. Me alegro que esté muerto.

-Ha sido Randolph en forma Crinos-, afirmó Crow después de olisquear con cautela el cadáver. -Éste debió de tratar de ofrecer resistencia.

-¿Cómo pudo un hombre normal no caer en el Delirio?-, quiso saber Voz-de-Plata. -¿Es que William era otro Pariente corrupto?

-No, no era un Pariente-, respondió el anciano con voz cansada mientras apoyaba su espalda en una de las paredes para coger aire. Parecía cansado físicamente, pero aún tenía fuerzas para seguir adelante. -Delerex Lupus-7. Es un inhibidor sintético fabricado por Magadon. Afecta al sistema límbico y la amígdala cerebral, provocando una disminución total de reacciones indeseables como el miedo. Pentex lo administra a su personal humano de seguridad para optimizar su eficacia frente a ataques de hombres lobo.

-¿Y no tiene efectos adversos?-, preguntó divertido Faruq.

-Las anteriores series sí los tenían-, el anciano, -pero la versión 7 ha logrado evitar la lobotomización química en los usuarios después de un uso prolongado. He oído que algunas personas se han quejado de que el Delerex Lupus-7 les causa impotencia y periodos de privación del sueño, aunque las pruebas clínicas no son concluyentes.

-Basta de charlas, doctor-, intervino Canción-Oculta para evitar que el anciano les entretuviese de nuevo. Empezaba a tener una mala intuición de las razones que podría tener su prisionero para ganar tiempo. -¿Cómo abrimos esa puerta?-, dijo señalando una puerta de gruesos barrotes que cerraba el acceso al resto del pasillo.

-Con una de las llaves que me cogísteis del bolso de la bata.

Faruq le lanzó las llaves a Canción-Oculta, que seguía en forma Glabro. El metis las cogió al vuelo y se acercó a la puerta, dándose prisa por abrirla. Una vez que encontró la llave correcta, la abrió y les hizo gestos al resto para que entrasen ellos también. El pasillo continuaba hasta desviarse a la izquierda después de unos cincuenta metros, pero esa parte del corredor tenía cinco pequeñas puertas de barrotes a cada lado, que daban celdas pequeñas y sucias. Afortunadamente, todas ellas estaban vacías. Las Cinco Garras de Gaia y sus prisionero no se entretuvieron demasiado sino que continuaron avanzando.

Una vez que giraron la esquina del pasillo, la primera puerta les condujo a una silenciosa sala de rayos x, ocupada por una camilla metálica y varios aparatos para hacer radiografías. Descubrieron un quirófano al abrir la siguiente puerta. La sala contenía una camilla con gruesas abrazaderas en sus extremos, todo tipo de material quirúrgico limpio y colocado ordenadamente en su sitio sobre sus respectivas bandejas, varias sierras de diverso tamaño, un quemador, objetos que guardaban demasiado parecido a instrumentos de tortura y un equipo completo de grabación. En la sala de operaciones también había muchas máquinas que no habían visto nunca, aunque algunas estaban rematadas con los típicos tubos usados para realizar endoscopias.

-¿Para qué usáis el equipo de grabación?-, quiso saber Voz-de-Plata.

-Para grabar las operaciones más importantes-, respondió con voz monótona el anciano. -Por otra parte, algunos ejecutivos de Pentex también quieren las grabaciones para sus asuntos privados y están dispuestos a conceder financiación adicional si llevamos el asunto con discreción.

-¿Asuntos privados?-, preguntó Voz-de-Plata sin comprender nada en absoluto. -¿A qué te refieres?

-Sabes a lo que me refiero-, respondió el anciano con una sonrisa desagradable. -Ya eres un hombre, ¿no?

-¿Hacéis películas snuff con vuestros pacientes y conejillos de indias para vuestros jefes de Pentex?-, preguntó Faruq con asco al darse cuenta de todas las implicaciones de las palabras del anciano.

-Sigamos buscando-, interrumpió Canción-Oculta. No quería darle al anciano otra oportunidad para perder el tiempo, ni muchos menos recrearse en los sórdidos detalles que podía contarles aquel monstruo con forma humana. No obstante, tenía una idea cada vez más clara en su cabeza: Johann Heigkserg ya había cometido demasiadas atrocidades. Sus días en este mundo iban a terminar muy pronto. El Colmillo Plateado estaba seguro de que el resto de su manada también opinaría lo mismo cuando llegase el momento oportuno.

Las siguientes dos puertas les condujeron a dos pequeños laboratorios. En el interior del primero de ellos había numerosas máquinas tecnológicas que servían para medir, alterar, graduar e investigar todo tipo de muestras, mientras que el segundo estaba destinado al reciclaje de los restos orgánicos de los fomorach para la producción controlada de Fomorol. Allí una veintena de trozos carnosos de aspecto canceroso daban vueltas dentro de una especie de máquinas parecidas a lavadoras, filtrando un líquido destilado que recorría otras máquinas todavía más extrañas. El olor acre de ese segundo laboratorio fue suficiente para revolverles las tripas a todos ellos.

Finalmente, el pasillo giró a la izquierda para luego quedar bloqueado por una enorme puerta metálica de aspecto muy robusto. Un minúsculo panel lleno de botones con números y una ranura descansaban en el margen derecho de la puerta.

-¿Qué hay al otro lado?-, preguntó Canción-Oculta.

-Las celdas para los pacientes que han comenzado el tratamiento, así como la sala de contención para los fomorach.

-¿Seguro que Randolph está al otro lado?-, preguntó Voz-de-Plata con suspicacia.

-Efectivamente-, respondió el anciano. -No hay lugar más seguro en esta instalación para mantener cautivo a uno de los vuestros.

-Tiene que ser cierto porque aún huelo el olor de Sigue-el-Rastro-, gruñó Crow en la lengua Garou.

-¡Abre esta maldita puerta ahora mismo!-, ordenó Canción-Oculta al anciano perdiendo sin querer la paciencia.

El doctor Heigkserg se acercó cojeando al panel de control y tecleó una combinación. Entonces sonó un pequeño pitido del panel, que de algún modo hizo que la puerta se abriese lentamente por sí misma, revelando una gruesa sala de paredes metálicas parecida a la cámara acorazada de un banco. Esta sala tenía unos diez o doce metros de largo por cuatro de ancho y estaba cerrada por otra puerta similar a la anterior.

El doctor Heigkserg entró cojeando, seguido con extrema cautela por los nerviosos Garou. El aire era completamente aséptico, sin olores de ningún tipo.

-Es una esclusa-, les explicó el anciano sin que se lo preguntasen. Su voz provocaba un pequeño eco dentro de la cámara. -Para abrir la segunda puerta, tenemos que cerrar completamente la primera

Crow miró a Canción-Oculta y el alfa emitió un pequeño gruñido aprobador. El Ahroun alzó su masa Crinos y cerró con poco esfuerzo la puerta. Entretanto, el anciano se acercó a la segunda puerta, seguido de cerca por Faruq y Lars. Pasaron unos segundos sin que ocurriese nada, esperando.

-¿Qué está pasando?-, preguntó Lars con voz gutural.

-Es el procedimiento habitual-, respondió el anciano con un murmullo. -Terminará en unos minutos.

-¿Qué procedimiento?-, gruñó el Philodox nervioso mientras se acercaba a Heigkserg. -¿Qué procedimiento?

-Terminará pronto, te lo aseguro-, respondió el anciano con una sonrisa cruel y despiadada-, pero no será una muerte piadosa ni caeréis en combate defendiendo vuestros primitivos ideales.

-¡GAS!-, ladró de pronto Lars cuando captó un olor a almendras que se estaba adueñando rápidamente de la sala acorazada.

lunes, 25 de febrero de 2013

VOZ-DE-PLATA (4 - 2)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

Cuando el montacargas descendió llevándose a Crow, Canción-Oculta y a Heigkserg, Voz-de-Plata sintió un pequeño nudo en el estómago. No le parecía buena idea dividir en dos la manada, aunque reconocía que era necesario para poder llegar hasta dondequiera que hubiesen encerrado a Randolph Sigue-el-Rastro. De hecho, pocas cosas estaban ocurriendo aquí como él hubiese querido: una clínica psiquiátrica cuyos pacientes eran víctimas del Wyrm, un antiguo médico nazi que "fabricaba" fomori para una gran corporación que estaba decidida a destruir a los Garou y sólo Gaia sabía cuántos secretos les quedaban todavía por descubrir en este lugar. El joven Galliard no conocía ninguna historia de su pueblo que contase sucesos remotamente parecidos a los que estaban experimentando las Cinco Garras de Gaia, un hecho que lo confundía y lo asustaba más allá de lo que podían describir las simples palabras.

-No me gusta el doctor Hegkserg-, dijo para apartar a un lado el tenso silencio que se cernía sobre ellos. -¿Creéis que está jugando limpio?

-No, pero al menos Canción-Oculta sabrá inmediatamente si trata de mentirnos-, respondió Lars.

-Yo no pondría todos los huevos en esa cesta-, murmuró Faruq.

-¿Qué quieres decir?

-Si eres listo, no necesitas ser un Ragabash para sortear el escrutinio de una Media Luna-, respondió el Caminante Silencioso. -Es evidente que el viejo no nos cuenta todo lo que sabe, pero sí deja caer suficientes novedades para mantenernos entretenidos.

-¿Y por qué no lo has dicho antes?-, masculló Lars, volviéndose hacia él con una mirada cargada de preocupación.

-Porque es lo mejor que podemos hacer. Necesitamos que crea que domina la situación pero que su vida sigue pendiendo de un hilo muy fino. Jugando nuestras cartas con cuidado, nos acabará revelando voluntariamente más cosas de las que él mismo piensa. Estoy convencido de que Canción-Oculta también se ha dado cuenta de la jugada del viejo y por ahora le está dando suficiente cuerda para ver hasta dónde nos lleva.

-Estamos recorriendo una senda muy peligrosa-, respondió el Hijo de Gaia.

-Lo sé, pero ¿qué otro camino nos queda? No me imagino a ninguno de nosotros torturando a un anciano, sin importar cuán graves hayan sido sus crímenes pasados y presentes, para sonsacarle algo de información...

Voz-de-Plata asintió con la cabeza al mismo tiempo que escuchaba un gruñido poco convencido por parte de Lars. Miró a su compañero con preocupación, pero dejó morir en sus labios la pregunta que iba a hacerle cuando oyó unos pequeños ruidos metálicos acercándose. Con un prolongado traqueteo, el montacargas llegó a su piso y abrió sus puertas. Para su gran alivio, el Hijo de Gaia no vio ningún cadáver dentro, ni manchas de sangre que hubiesen confirmado sus peores temores. Los tres Garou entraron en el interior del montacargas agazapados en forma Crinos. Uno de sus hermanos había dejado una pequeña llave puesta en la placa de botones del aparato. Voz-de-Plata la hizo girar y el montacargas comenzó su lento descenso.

"¿Cómo es posible que existan Parientes que se unan voluntariamente al Wyrm?", se preguntó el Hijo de Gaia meditabundo. La misma idea le parecía increíble de aceptar. Conocer el legado de Gaia y estar dispuesto a destruirla era algo que escapaba por completo a su comprensión. Aunque los Garou no eran muy propensos a hablar de esos temas, el Galliard había escuchado historias que hablaban de Parientes corruptos que ayudaban a sus enemigos a exterminar a manadas enteras. Samuel Haight, al que muchos llaman El Despellejador, es el ejemplo más claro de estos peligrosos individuos. "¿Qué condujo a Heigkserg o al mismo Haight a traicionar a los suyos?"

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando el montacargas llegó a su destino. Al abrirse las puertas, los tres Garou llegaron a una pequeña sala a modo de vestíbulo. Mientras Faruq se entretenía unos segundos para sacar la pequeña llave del panel de control, los otros dos pudieron ver al anciano doctor Heigkserg sentado sobre una mesa metálica, vigilado de cerca por Crow en forma Crinos, mientras Canción-Oculta inspeccionaba en Glabro el cadáver de un guardia de seguridad que yacía inerte sobre las baldosas de rectángulos rojos y blancos del suelo. El difunto tenía la garganta completamente destrozada y su sangre bañaba todo el suelo a su alrededor. Sonriendo ligeramente al verles de nuevo, el Philodox recogió la pistola del muerto, sacó el cargador y comprobó su munición.

-Balas de plata-, afirmó con escasa sorpresa. -¿De dónde saca Pentex tantas balas de plata para sus guardias de seguridad, Heigkserg?

-Creo que la plata la obtienen legalmente de una de sus multinacionales, una famosa compañía minera-, respondió el anciano. -Luego utiliza algunas de sus fábricas de armas para producir la munición que necesita.

-Seguramente Pentex se gasta una fortuna al año para armar a sus sicarios-, asintió Voz-de-Plata.

-Estoy convencido de que la compañía considera que los hombres lobo que mueren en el Amazonas o asaltando sus instalaciones compensan sobradamente ese gasto-, respondió el antiguo médico nazi. A pesar de la neutralidad de sus palabras, el viejo no puedo evitar transmitir un cierto tono de orgullo que irritó a todos los Garou presentes.

-¿Qué nos encontraremos más allá de esa puerta?-, preguntó Canción-Oculta prudentemente mientras señalaba una robusta puerta metálica en la pared de al lado.

-La instalación consta de tres partes. La primera contiene un vestuario, un almacén, una sala de vigilancia y diez celdas individuales para alojar temporalmente a los pacientes antes de recibir el tratamiento adecuado. La segunda parte del piso tiene un quirófano, una sala de rayos y dos pequeños laboratorios. El bloque de contención forma la última parte de estas instalaciones. En ella hay doce celdas para alojar a los pacientes que han comenzado a recibir tratamiento. También hay otra sala de contención para pacientes especiales, separados por tres celdas individuales.

-¿Hay más guardias?-, preguntó Crow.

-A William lo mató vuestro amigo y tú acabas de asesinar a Wilcox. No quedan más guardias, humanos ni de ningún otro tipo.

-No me gusta-, gruñó el Ahroun. -Dices que tus experimentos son muy importantes, pero las medidas de seguridad son demasiado débiles.

-¿Y qué esperabas?- preguntó divertido el anciano. -¿Fomori vigilando a fomori? Por favor. Eso provocaría una revuelta en el mejor de los casos. ¿Más guardias humanos? El número de personas en las que puedes confiar en este mundo es muy reducido. No, no. La mejor medida de seguridad de este lugar es el velo de secretismo que lo protege. Hasta esta noche, hemos sido lo suficientemente discretos para no llamar la atención de los vuestros durante muchos, muchos años.

-Pues vuestra suerte termina esta noche-, dijo Canción-Oculta. Si esperaba alguna respuesta por parte del anciano, no obtuvo nada más que una mirada desdeñosa.

-Antes mencionaste a, ¿pacientes especiales?-, preguntó Voz-de-Plata temiendo averiguar alguna nueva atrocidad cometida por los científicos de Pentex.

-Eso dije-, respondió el anciano ligeramente emocionado. -Pacientes especiales. ¿Habéis oído hablar alguna vez de los fomorach?

Esa palabra no tenía ningún sentido para el Galliard, aunque su parecido con la palabra fomori parecía tener un vínculo más que probable entre ambas. En cualquier caso, si tenía algo que ver con pacientes especiales, estaba claro que aludía a experimentos con seres humanos. El repentino silencio de sus hermanos fue muy elocuente.

-Eso me temía-, respondió Heigkserg con evidente disgusto. -Es una de las investigaciones más importantes del Proyecto Ilíada. Mis colegas y yo en este y otros laboratorios de la compañía hemos invertido muchas horas de trabajo para sacarlo adelante.

Veréis, hace ocho años descubrimos que un pequeño pero importante número de pacientes de nuestros programas estaba mutando hasta convertirse en fomori horriblemente deformes, pero muy "dotados". Al principio, su existencia parecía un simple fracaso: aunque eran muy poderosos, teníamos muchas dificultades para controlarlos y su esperanza de vida variaba entre un día y una semana a partir del inicio de la transformación.

Los ejecutivos castigaron a varios de los nuestros por despilfarrar los recursos de la compañía y nos dieron un plazo para averiguar las razones por las que ocurría este fenómeno. Pronto descubrimos que los candidatos a fomor con trastornos psicológicos graves atraían a Perdiciones más poderosas, que les deban poderes extraordinarios. Y, más importante aún, descubrimos que las sustancias de sus cuerpos podían ser utilizadas para la creación y control de fomori normales, la contaminación oceánica y la fabricación de nuevos materiales de construcción y productos de alta tecnología. Así nacieron el Programa de Generación de Fomorach y el Programa de Reciclaje.

-Por eso el James Harkson sigue tratando a pacientes desequilibrados, ¿verdad?-, preguntó Canción-Oculta. -Para seleccionar mejor a vuestros futuras cobayas humanas.

El doctor Heigkser asintió a la pregunta del Philodox, pero una nauseabunda sonrisa cargada de orgullo comenzaba a formarse en sus labios. Voz-de-Plata se preguntó cuánto tiempo había fantaseado ese monstruo con tener la posibilidad de explicar a los Garou sus milagros "científicos" antes de morir.

-Entiendo que utilizáis una mezcla de ciencia humana y Perdiciones para crear fomori-, empezó a decir Lars, -pero ¿cómo podéis crear y controlar nuevos fomori a partir de los fomorach?

-Extraemos de sus cuerpos una sustancia que denominamos Fomorol-, explicó el anciano con el tono de voz más propio de un profesor comprensivo con sus alumnos menos inteligentes que el de un prisionero cuyas horas en este mundo estuviesen contadas. -Esta sustancia es extremadamente adictiva para los fomori y, en ocasiones, la compañía la utiliza como una droga para controlarles. Por otro lado, si se aplica a un humano normal, cataliza rápidamente el proceso de transformación en fomori normal. Finalmente, hemos descubierto que aproximadamente un 1% de cada generación de fomorach se convierten en Perdiciones al morir y estas nuevas Perdiciones-fomorach aumentan la fuerza y el poder general de los fomorach que creados al poseer a humanos o cuando se da de comer pienso de fomorach a los fomori "normales". Si el proceso de fabricación continua a este ritmo, calculamos que dentro de setenta y cinco años el número de fomorach doblará al de los fomori "normales".

La revelación cayó como un jarro de agua fría sobre Voz-de-Plata y sus hermanos de manada. Normalmente, un único fomori rara vez podía ser una amenaza para un Garou si no contaba con armas de plata, pero las palabras de Heigkserg daban a entender que los fomorach eran una especie de superfomori que podían cambiar para siempre esa relación de fuerzas, desequilibrando sin remedio la guerra a favor de los siervos del Wyrm. "Hay que detener a estos hijos de puta antes de que sea tarde", decidió el Hijo de Gaia sintiendo un miedo frío que no había experimentado jamás en toda su vida. "Cuando rescatemos a Randolph, tenemos que quemar este lugar hasta los cimientos y dar la voz de alarma a toda la Nación Garou".

viernes, 22 de febrero de 2013

ERGUIDO-CUAL-MONTAÑA (4 - 2)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

-¿Qué ha pasado ahí dentro?-, preguntó Lars.

-Hemos capturado a una especie de médico nazi que continua haciendo su trabajo-, respondió Crow con una serie de cortos gruñidos en la lengua Garou.

-¿Estás de broma, no?-, le preguntó ahora Voz-de-Plata.

-No, lo digo completamente en serio. Nos dijo que tienen encerrado a Randolph en un nivel subterráneo, pero Canción-Oculta quiere que investiguemos a fondo este piso antes de ponernos en marcha.

-Muy acertado-, asintió Lars. -Tratemos de no separarnos.

Los tres Crinos abrieron una a una todas las puertas de ese pasillo, pero lo único que encontraron fueron nueve habitaciones vacías. No parecían haber sido ocupadas desde hace mucho tiempo. En el otro extremo del piso, encontraron nueve habitaciones más del mismo tipo. A veces hallaron cajas de cartón con trastos viejos, pertenencias olvidadas, prendas arrugadas de ropa que ya habían pasado de moda, libros amarillentos y las ocasionales fotos en color en la que posaban un grupo de doctores y enfermeras.

Crow sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, como si alguien hubiese caminado sobre su tumba. Durante unos instantes, recordó la ocasión en la que, siendo muy niño, se empecinó en no querer dormir nunca más. Lo había conseguido la primera noche para disgusto de sus padres, aunque al día siguiente estuvo más irritable y cansado de lo que ya era habitual en él. La segunda noche sus padre y su madre ya estaban preparados para pelear con él y probaron todo tipo de trucos para convencerlo de que tenía que dormirse. Al final, su padre, desesperado, intentó meterle miedo. Le habló de las banshee, o mujeres de los túmulos, unos espíritus que se podían aparecer en cualquier momento ante un irlandés para anunciar la muerte de un miembro de su familia. Al principio, el niño que era Crow en esos momentos se había reído de aquel cuento, pero luego su padre le contó la historia del anciano rey Brian Boru, que había partido hacia la batalla de Clontarf, en el año 1014, sabiendo que no sobreviviría, pues una banshee llamada Aibhill se le había manifestado la noche anterior, lavando la ropa de los soldados del rey, proferiendo gemidos escalofriantes, hasta que todo el agua del río se volvió roja como la sangre. Crow quedó sobrecogido al imaginarse la historia. Cuando su padre añadió que las banshees vendrían a buscarle si no se dormía, él había obedecido inmediatamente.

Pocas veces había pasado tanto miedo en toda su vida y ahora que era un Garou adulto que se había enfrentado a toda clase de monstruos, volvió a sentir aquella misma sensación cuando vio todos aquellos objetos olvidados. Durante unos aterradores segundos, casi pudo escuchar el horrible lamento de una banshee al otro lado de la ventana, pero estaba seguro de que allí no había nada. El Fianna miró a sus hermanos para comprobar si ellos también lo habían escuchado, pero estaban investigando en silencio el interior de las cajas abandonadas. "Mi imaginación me está jugando una mala pasada. ¡Seré idiota!", se maldijo el Ahroun intentando disimular para que Voz-de-Plata y Lars no descubriesen que se había quedado vigilando la ventana con la boca abierta durante unos prolongados segundos. Por fortuna, sus hermanos no se percataron y siguieron completamente ocupados en la tarea que tenían entre manos.

Al final, todo fue en vano. No encontraron nada de utilidad ni en las habitaciones ni en las cajas con las escasas pertenencias de los residentes anteriores del James Harkson Medical Centre. Frustrados por el tiempo perdido para nada, los tres Garou regresaron con Canción-Oculta, Faruq y el anciano al que llamaban su prisionero. El doctor debía tener al menos unos ochenta años. Tenía la piel arrugada como una pasa y de un malsano color amarillento. Una gran calvicie coronaba su cabeza, rodeada por pequeños hilos blancos de cabello a los lados y en la parte de atrás. Llevaba puestas unas gafas anticuadas, que no podían disimular la frialdad de sus ojos, que eran de un frío color azul grisáceo, y las ojeras permanentes que los rodeaban. Por lo demás, debía medir aproximadamente poco más de metro y medio y pesar menos de lo que sería recomendable para su salud, ya que estaba literalmente envuelto en su arrugada bata blanca de médico.

Utilizando la lengua de los Garou, el Ragabash les explicó todo lo que les había contado el doctor Heigkserg. Crow escuchó con mórbida atención la historia hasta el final. De alguna forma, no le parecía extraño que una reliquia viviente como ese viejo pudiese dirigir algunos de los experimentos más deleznables de Pentex. Sin embargo, el Fianna sí cayó en la cuenta de un pequeño detalle.

-¿Por qué no te asustaste al vernos en una forma mitad humana mitad lobuna?-, le preguntó al anciano de improviso e interrumpiendo al Caminante Silencioso cuando iba a hablarles de los compañeros de trabajo del buen doctor. El anciano no respondió de inmediato y todos los Garou le miraron fijamente esperando con impaciencia.

-Porque soy un Pariente de la Camada de Fenris-, confesó Heigkserg al fin.

-¿Está mintiendo o dice la verdad?-, preguntó Lars a Canción-Oculta sin poder disimular su desagrado.

-Dice la verdad-, declaró el Philodox sorprendido.

-¿Por qué te uniste a los nazis?-, ladró Lars al anciano en el acto, cogiéndolo de los brazos y alzándolo varios centímetros del suelo. -¿Por qué juraste lealtad al Wyrm?

Crow y el resto de sus hermanos estaban tan sorprendidos que tardaron unos segundos en reaccionar. Nunca habían visto al Fenris tan enojado y descontrolado. Parecía que en cualquier momento iba a destrozar los frágiles huesos del anciano hasta matarlo.

-Sólo hice lo que Fenris había ordenado a nuestra tribu-, trató de explicar el doctor.

-¡MIENTES!-, ladró Lars, zarandeándolo y enseñando los colmillos de sus fauces.

-¡Para, Lars!-, gruñó Crow mientras cogía uno de los brazos del Theurge y trataba de obligarlo a soltar al anciano. -¡Lo necesitamos para encontrar a Randolph!

Voz-de-Plata también agarró al Fenris por los hombros y tiró hacia atrás, mientras que Faruq sujetaba al anciano y Canción-Oculta adoptaba la forma Crinos para intervenir también. Entre todos lograron que el Theurge soltase su presa y lo apartaron interponiéndose con sus cuerpos para que no pudiese volver abalanzarse sobre él.

-Verdammter hund!-, gritó a su vez el anciano con voz ronca al mismo tiempo que intentaba recuperar la respiración entre los brazos de Faruq -Nosotros tuvimos el coraje para hacer lo que tenía que hacerse. Fenris ordenó a nuestra tribu que eliminase a las criaturas más débiles del rostro de Gaia. La Camada falló en ese cometido durante siglos, hasta que un simple humano llamado Adolf Hitler nos devolvió a nuestro propósito más puro.

-¡Fenris nos ordenó eliminar a las criaturas más débiles para fortalecer al resto de su especie, no para masacrarlo a todos!-, le respondió a gritos el Theurge. -¡El genocidio es una afrenta contra las leyes de Gaia! Por eso los grandes líderes de nuestra tribu atacaron los túmulos alemanes que habían caído bajo el influjo de esas ideas envenenadas del Wyrm.¡Las alimañas como tú sois pústulas que deben ser extirpadas!

-Puedes matarme-, respondió el anciano sin miedo-, pero nuestro mensaje no sólo sigue vivo sino que gana más adeptos cada año que pa...

Sonó una fuerte bofetada que enmudeció de pronto al antiguo médico nazi. Faruq había logrado silenciarlo del único modo posible para asombro de todos los presentes. Incluso Crow pareció sorprendido por la repentina violencia del Ragabash.

-¡Se acabó el espectáculo!-, intervino Canción-Oculta intentando poner orden. -Lars, no vuelvas a ponerle las manos encima. ¿Me has oído?

-Sí, lo he oído-, respondió el Theurge serenándose poco a poco.

-Y usted, doctor, no vuelva a hablar a menos que le hagamos una pregunta. ¿Entendido? Bien, entonces haga el favor de guiarnos hasta el lugar donde tienen encerrado a nuestro amigo.

El anciano asintió levemente con la cabeza y empezó a caminar despacio. Se debió hacer daño en el tobillo cuando Lars lo soltó bruscamente, ya que arrastraba visiblemente ese pie. No obstante, trató de oculta el dolor que debía sentir en esos momentos, a pesar de que tenía el rostro contraído, la mandíbula apretada y su respiración era muy trabajosa. Faruq y Canción-Oculta flanquearon al doctor y el resto les siguieron a unos pocos pasos de distancia.

-Te comprendo perfectamente-, le dijo Crow a Lars usando el idioma Garou. -Mi tribu no ha sido infectada por la ideología fascista, pero lleva mucho tiempo sumergida en un conflicto sangriento que no tiene solución.

-¿A qué te refieres?-, le preguntó el Fenris, distraído inesperadamente de los siniestros pensamientos que debían pasarle por la cabeza en esos momentos.

-Mi tribu habita las islas británicas y algunas regiones continentales pero estamos divididos por el conflicto que enfrenta a los Fianna irlandeses y los ingleses. Ambos bandos han cometido actos terribles, crímenes de los que no estaría orgulloso ningún Garou. Así que puedo entender perfectamente gran parte de la ira que sientes, Lars, pero tú eres el más sabio de todos nosotros. No dejes que este bastardo nuble tu juicio.

-Gracias, Crow-, respondió Lars agradecido. -Intentaré seguir tu consejo.

Sus otros hermanos permanecieron callados, pese a que habían escuchado perfectamente la conversación que habían mantenido en la lengua Garou. Cuando llegaron al montacargas, se dieron cuenta de que tendrían que dividirse en dos grupos. Entretanto, el Fianna pulsó el botón de  llamada del elevador.

-Crow, Heigkserg y yo bajaremos primero-, anunció Canción-Oculta, -y el resto lo haréis después. Doctor, ¿que nos encontraremos al llegar abajo?

-Hay un panel de seguridad frente a las puertas del montacargas-, les explicó Heigkserg con un suspiro. -Wilcox, el guardia superviviente, estará allí. Es un tipo muy peligroso. Pasó una larga temporada en Guatemala, asesorando a los grupos armados paramilitares afines a la dictadura para enfrentarse a las guerrillas comunistas e indígenas. Por lo que sé, está armado con un subfusil automático y balas de plata-, añadió después de una breve pausa.

-Yo me ocuparé de él-, gruñó Crow.

El montacargas se detuvo en su piso con un suave traqueteo. Canción-Oculta adaptó la forma Glabro y entró en su interior, seguido del anciano. Crow adoptó la forma Hispo y se volvió a sus hermanos.

-Nos vemos abajo-, gruñó.

-.-

El descenso fue lento y agitado, pero el montacargas les bajó sin incidentes hasta su destino. Los tres permanecieron callados en su interior. El Fianna pudo oler el miedo que despedía el anciano. Cuando las puertas comenzaron abrirse, Crow tuvo una visión fugaz de una mesa metálica y un hombre afroamericano con uniforme gris devolviéndole una mirada sorprendida. El Ahroun salió del montacargas en el momento en que tuvo espacio para hacerlo, corriendo con sus cuatro patas hacia el guardia de seguridad, que trataba de levantar un arma de debajo de la mesa. No tuvo tiempo de terminar su movimiento. Crow saltó sobre él, derribándolo de la silla. El hombre cayó al suelo, pero mientras lo hacía trató de desenfundar la pistola automática de su cinturón para dispararle a quemarropa. Crow tuvo que admitir a regañadientes que Heigkserg no había exagerado al alabar sus méritos. No obstante, el Fianna bajó la cabeza con un movimiento fugaz que le permitió hundir sus fauces en la garganta de su enemigo. Esta vez el guardia empezó a gritar desesperado, mientras la vida se le escapaba en cuestión de segundos. El Ahroun siguió mordiendo y desgarrando su cuello ensangrentado, hasta que consiguió que el cuerpo dejase de moverse.

-Fascinante-, murmuró el anciano a su espalda. -Hacía muchos años que no veía el inmenso poder bruto que puede desencadenar uno de los vuestros.

jueves, 21 de febrero de 2013

FARUQ (4 - 1)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

El Caminante Silencioso cruzó el pasillo por el mundo físico haciendo honor al nombre de su tribu. Había adoptado la forma Glabro, de hombre prehistórico, para ofrecer un mínimo de resistencia en cualquier ataque sorpresa que cayese de improviso sobre él, aunque era muy consciente de que su papel en este juego consistía en explorar unos pocos metros por delante de sus hermanos.

Sus habilidades para el sigilo y la ocultación habían mejorado considerablemente desde las pruebas del Rito de Iniciación y St. Claire, y ahora usaba el don del Ojo Nublado como si fuese una sombra más escurriéndose en las tinieblas. Incluso sus hermanos tenían problemas para distinguir su espalda a tan pocos metros. No obstante, tanto Faruq como ellos eran bien conscientes de que podía ser descubierto por medios sobrenaturales, tecnológicos o incluso por algo tan mundano como su rastro oloroso. Por ello, Faruq avanzaba con mucha precaución por aquel pasillo de paredes y puertas blancas. "Parece que no hay nadie en casa", pensó fugazmente. Al menos, Lars parecía haber acertado en ese punto.

Cuando llegó al final del pasillo, se quedó agazapado frente a la esquina, vigilando unas grandes escaleras de mármol blanco y un pequeño montacargas. Mientras tanto, sus hermanos de manada se dedicaron a comprobar qué había al otro lado de las puertas que él había dejado atrás. Cuando terminaron su rápida inspección, Canción-Oculta llegó a él en forma Lupus para comunicarle sus hallazgos: cinco habitaciones vacías, una sala de televisión, unos aseos y un almacén. No habían descubierto nada de interés a excepción del olor corporal de Sigue-el-Rastro, que llegaba hasta ese punto.

Faruq acarició un par de segundos la cabeza lobuna de su hermano con aire ausente y luego salió de su cobertura, acercándose con timidez al pie de las escaleras de mármol. Pudo comprobar que el pasillo debía tener una forma de U invertida, aunque no escuchó ni vio nada que le causase alarma. Hizo un gesto apremiante con su mano derecha al resto de la manada y ellos fueron abriendo una a una las puertas que quedaban. Descubrieron así cinco habitaciones más, dos de ellas usadas recientemente, dos salas de duchas separadas y un almacén casi completamente vacío.

Lars, Voz-de-Plata y Crow volvieron en forma Crinos con las manos vacías. Canción-Oculta se dedicó a olfatear el suelo. El olor de Sigue-el-Rastro subía las escaleras, pero impregnaba con más fuerza aún el montacargas. El alfa les comunicó sus descubrimientos con una serie de pequeños gruñidos quedos. La disyuntiva que se les presentaba era obvia.

-Vayamos al montacargas-, susurró Voz-de-Plata sin necesidad. -Es el rastro más reciente de Randolph.

Faruq se acercó al aparato para echarle un vistazo más de cerca. A pesar de la falta de luz dentro del edificio, pudo darse cuenta de un detalle fundamental.

-No está en este piso-, susurró.

-Pues llámalo-, le dijo Crow.

-¿Y si alertamos a los guardias del edificio?-, preguntó encarándose con el Ahroun. -A lo mejor eso fue justo lo que le pasó al propio Randolph.

-Entonces por las escaleras-, gruñó Canción-Oculta.

La oscura sombra del Ragabash ya estaba deslizándose por los escalones sin hacer el menor ruido antes de que el alfa terminase de hablar. La planta superior tenía un diseño exactamente igual que la que acababan de dejar abajo. Faruq tuvo una intuición y se acercó al montacargas mientras sus hermanos cubrían los extremos del pasillo.

-Mierda-, susurró sin poder evitarlo.

-¿Qué ocurre?-, le preguntó Lars nervioso.

-El montacargas tampoco está aquí-, le respondió. -El edificio no tiene más pisos, así que debe de tener algún nivel subterráneo.

-Al final tendremos que coger el montacargas-, murmuró Crow.

-¡Silencio!-, gruñó Canción-Oculta de improviso.

El alfa tenía las orejas alzadas, como si estuviese escuchando algo que nadie más pudiese oír. Sus hermanos se tensaron y vigilaron con más atención los extremos de los pasillos en busca de enemigos. No parecía que hubiera nadie. Sin embargo, el Colmillo Plateado olfateó el aire, captando algún nuevo olor.

-Hay una persona durmiendo en una de las habitaciones del fondo-, les comunicó lo más bajo que pudo.

El resto de la manada se acercó al extremo derecho del pasillo que estaban vigilando Canción-Oculta y Voz-de-Plata. Seguían sin escuchar nada, pero no era extraño. La forma Crinos estaba especializada para el combate, no para la caza, y los oídos homínidos, bueno, resultaban inútiles para detalles tan minúsculos como ese. De todas formas, Faruq se adentró despacio en el pasillo y caminó prácticamente hasta llegar al final. Solo entonces escuchó unos sonidos ahogados que provenían de la puerta izquierda. Crow y Canción-Oculta se pusieron a su altura, mientras Lars y Voz-de-Plata vigilaban la retaguardia.

Con cautela, Faruq intentó abrir en silencio la puerta. No tuvo éxito, puesto que estaba cerrada con llave. El Ragabash sonrió con malicia y se concentró para utilizar el último truco que había aprendido de un espíritu de mapache: un don llamado Abrir Sello. Tras unos pocos segundos de espera, un pequeño chasquido hizo que la puerta se entreabriera por sí sola. El Caminante Silencioso la abrió del todo. Al otro lado vio una sencilla habitación en la que dormía un anciano vestido con bata blanca sobre la cama. Sobre él, colgaba una imagen enmarcada de Adolf Hitler, ataviado con un uniforme militar y el brazo en alto, al estilo del saludo fascista. La luz de la luna se filtraba por la ventana, iluminando también un sillón de terciopelo gris, un sencillo escritorio con una vieja máquina de escribir que debía tener al menos cincuenta años de antigüedad, estanterías llenas de libros y un armario ropero.

El Caminante Silencioso se acercó a la cama para ver observar mejor aquella figura indefensa y dejar pasar también a sus dos hermanos. El anciano dormía boca abajo, completamente vestido y luciendo una bata blanca de médico. De hecho, todavía tenía las gafas puestas, aunque torcidas en un ángulo extraño. Sus ronquidos eran ahogados, como si le costase respirar. Faruq volvió a mirar a lo alto de la pared. Su mirada coincidió con los fríos ojos del dictador alemán, sintiendo un súbito escalofrío. "¿Un médico nazi?", se preguntó en silencio sin comprender nada de lo que estaba pasando, mientras bajaba la mirada de nuevo hacia el débil anciano que dormía vestido en la cama.

-Cogedlo-, gruñó Canción-Oculta.

Su gruñido, aunque quedó, fue suficiente para perturbar el sueño del anciano, que se despertó de golpe y se dio la vuelta sorprendido. Sin embargo, los dos se lanzaron sobre él antes de que hacer cualquier otra cosa. Crow aferró sus brazos enclenques con sus poderosas manazas Crinos y Faruq tapó su boca para que no pudiese pedir ayuda. El anciano pateó la cama un par de veces con sus zapatos, intentando inútilmente quitárselos de encima, pero sus movimientos fueron tan inútiles como los de un gusano ensartado en un anzuelo. Cuando por fin se dio por vencido, dejó de resistirse y los miró a través de los cristales de sus gafas torcidas. Sus ojos parecían despedir llamaradas de odio. Estaba claro que la voluntad del anciano era más fuerte que su envejecido cuerpo. Más extraño aún, no parecía ser víctima del Delirio que atenazaba a los humanos cuando veían un hombre lobo en forma Crinos. El hecho de que no se hubiese meado ya encima decía mucho de su carácter.

-Pregúntale quién es y dónde está Randolph-, le pidió el alfa hablando en Garou.

-Si gritas, volveré a taparte la boca-, le amenazó Faruq mientras apartaba la mano a unos centímetros de la boca del anciano.

-¿Quién eres?-, le preguntó Crow al anciano con una voz gutural apenas humana que salía a trompicones de su boca Crinos llena de colmillos afilados. -¡Habla maldito!

-Soy el doctor Johann Heigkserg-, les confesó con un inglés fluido en el que apenas se distinguía un acento extranjero muy débil. -No me hagáis daño. Colaboraré con vosotros en todo lo que me pidáis, pero no me hagáis daño-, suplicó el anciano con voz quebradiza.

-¿Dónde está Randolph?-, le preguntó el Ragabash.

-¿Quién es Randolph?-, preguntó a su vez el anciano. Parecía asustado, y tal vez lo estuviese un poco, pero no lo suficiente para despertarse indefenso frente a tres hombres lobo.

-Uno de los nuestros-, le explicó con la máxima brevedad Faruq. -Se intentó colar en este edificio hace dos horas.

-Lo lamento, pero no sé quién es ni dónde está-, murmuró el buen doctor.

-¡Miente!-, gruñó Canción-Oculta en el idioma Garou.

-¡Estás mintiendo!-, gruñó Crow. -Voy a arrancarte esa lengua de serpiente que tienes, luego las piernas y por último los brazos. Luego te abriré el vientre con mis garras y dejaré que veas cómo tus vísceras bañan el suelo.

-¡No, no!-, suplicó el anciano negando con la cabeza. -¡Está abajo, está abajo!

-¿Qué hay abajo?-, exigió saber el Ragabash.

-El laboratorio y las celdas de contención-, respondió rápidamente el doctor Heigkserg. -Cuando capturamos al intruso, lo encerramos en una de las celdas. Yo vine a descansar después de eso.

-¿Cuántos guardias hay abajo?-, preguntó Crow con su voz gutural.

-Uno, lo juro-, respondió su prisionero. -El intruso había matado al otro antes de ser apresado.

-¿Bajáis a ese nivel subterráneo usando el montacargas?-, preguntó Faruq.

-Sí, eso es-, respondió el hombre solícito. -Si queréis llegar allí, necesitaréis una llave especial. La tengo en el bolsillo derecho de mi bata.

Faruq hurgó en todos los bolsillos de su bata con su mano libre. El anciano tenía pañuelos de papel, caramelos mentolados, tres bolígrafos de distintos colores y... sí, un pequeño llavero con tres llaves metálicas.

-Crow, vete a avisar a Lars y Voz-de-Plata de lo que hemos descubierto-, le pidió Canción-Oculta. -Luego registrad con cuidado el resto de las puertas. Aseguraros de que no hay nadie más en este piso. Faruq y yo seguiremos interrogando al anciano.

El Fianna hizo lo que le pidió y soltó los brazos del anciano. Luego abandonó la habitación haciendo menos ruido del que cabría esperar para una mole de su tamaño. Canción-Oculta no se movió del sitio que ocupaba, pero cambió a forma Homínida para poder hablar con libertad.

-¿Qué hace Pentex en este lugar?-, preguntó sin rodeos.

El anciano se mordió ligeramente el labio inferior y apartó la mirada de los dos hombres lobo durante unos breves segundos. Faruq le agarró la barbilla y le obligó a mirarlos de nuevo.

-Si os cuento todo lo que sé, ¿me dejaréis con vida?-, les preguntó atrevido.

-No puedo prometerte tal cosa-, respondió Canción-Oculta, -pero si juegas limpio con nosotros podrías ganarte esa posibilidad o, en el peor de los casos, conseguir una muerte rápida. Sin embargo, si intentas volver a engañarnos, y ten en cuenta que lo sabré inmediatamente, dejaremos que el hombre lobo que se acaba de marchar haga todo lo que quiera contigo.

-Está bien, colaboraré-, respondió el anciano derrotado. -El piso subterráneo es una laboratorio secreto del Proyecto Ilíada destinado a la investigación, experimentación y procesamiento de nuevas razas de fomori.

-¿Qué es el Proyecto Ilíada?-, preguntó Faruq con curiosidad.

-Es un departamento dentro de Pentex que se especializa en crear fomori para poner esa criaturas al servicio de la corporación como vigilantes de seguridad en sus instalaciones más importantes o, en el caso del frente del Amazonas, como carne de cañón en esa guerra.

-¿Quieres decir que vosotros los "fabricáis"?-, preguntó sorprendido el Ragabash.

-Sí, eso es lo que acabo de decir-, respondió el prisionero.

-¿Cuántas instalaciones como esta tiene Pentex? ¿Dónde están?-, exigió saber Canción-Oculta.

-No sé dónde están. El Proyecto Ilíada está clasificado como alto secreto y la política de la corporación es que los empleados sepan únicamente la información suficiente para desempeñar su trabajo. Creo que debe haber una veintena de "ranchos", como los llaman los ejecutivos, solo en Estados Unidos, aunque la compañía probablemente tenga más en Canadá, México y la Unión Europea.

Faruq evitó a duras penas que se le escapase un silbido de sorpresa ante la magnitud de las operaciones de Pentex. No le extrañaba que los Garou que trataban de defender los Pulmones de Gaia, cayesen como moscas ante la horda de fomori armados que estaba intentando de deforestar y corromper toda la cuenca del Amazonas.

-¿Y tú?-, preguntó el Ragabash. -¿Qué haces en este laboratorio?

-Soy el científico jefe y tengo una acreditación de seguridad de nivel azul. Eso significa que soy el responsable de todas las investigaciones que se llevan a cabo aquí.

-¿Así que tú eres el mandamás del James Harkson?-, preguntó Faruq.

-Si, así es.

-¿Dónde están el resto de los empleados?-, quiso saber el Philodox.

-La mayor parte del personal contratado mantiene las actividades diarias del James Harkson Medical Centre y trabajan a turnos. Nuestro laboratorio secreto sólo necesita dos científicos y cuatro ayudantes para continuar sus experimentos. Mis subordinados prefieren dormir en Ellensburg y en los pueblos vecinos antes de pasar una sola noche aquí. Supongo que prefieren descansar lejos de los experimentos que realizan durante el día.

-¿Y tú no?-, le preguntó Faruq.

-Yo estoy hecho de otra pasta. Viví la Segunda Guerra Mundial. Sobreviví a un campo de prisioneros soviético. Después de los quince largos años que pasé allí encerrado, unos cuantos monstruos babeantes norteamericanos no me asustan en absoluto.

-¿Qué hacías durante la guerra?-, preguntó Canción-Oculta con frialdad.

-Fue asistente del doctor Werner Heyde, aunque si lo que quieres saber es cuáles fueron mis "crímenes de guerra", puedo decirte que participé en varios experimentos penales con seres humanos así como en dos programas eugenésicos del gobierno nazi.

-¿Te arrepientes de tus crímenes?-, le preguntó Faruq sinceramente interesado.

-No-, respondió secamente su prisionero. -Los experimentos alemanes y japoneses contribuyeron enormemente al desarrollo de la ciencia médica y la investigación genética. El hecho de que no se reconozcan nuestros esfuerzos durante la guerra no es más que una hipocresía propagandística.

Faruq se mordió la lengua para no replicar una respuesta mordaz al monstruo con apariencia humana que les estaba hablando. Necesitaban que su prisionero se confiase y soltase la lengua todo lo que pudiesen., para lo cual tenían que dejarle escupir su veneno libremente por ahora. Canción-Oculta también debía opinar lo mismo que él, porque le hizo una nueva pregunta:

-¿Cómo llegaste a los Estados Unidos?

-Gracias a los propios Estados Unidos, por supuesto-, respondió el anciano sonriendo. -Cuando me sacaron del campo de prisioneros, los soviéticos me ofrecieron un trabajo en un hospital en la República Democrática. Estuve viviendo unos años en Dresde, hasta que se puso en contacto conmigo un colega berlinés que estaba bajo la nómina de la CIA. Los norteamericanos organizarían mi fuga y me darían la nacionalidad norteamericana a cambio de que revelase toda la información que sabía sobre nuestros experimentos durante la guerra. Accedí inmediatamente a pesar de los numerosos peligroso de ser descubierto, por supuesto. Al año siguiente, mi colega volvió con un pasaporte falso y crucé sin problemas el Checkpoint Charlie. Después de eso estuve trabajando dos años directamente para el Pentágono en Washington. Luego, me retiré pero Pentex dio conmigo de alguna forma.

-¿Cómo te reclutaron?-, preguntó Faruq esta vez.

-Dos representantes de la corporación se plantaron en mi casa en Montana y me explicaron todo lo que estaban haciendo. Luego me dieron la oportunidad de participar en sus experimentos. Sabían que la oferta sería demasiado tentadora para que me negase.

-Muy bien. Hasta que vuelvan nuestros compañeros, nos vas a contar todo lo que sepas sobre tus colegas, los que duermen lejos de este hospital-, le aseguró Canción-Oculta en un tono frío pero exigente que no admitía discusión.

-¿Y luego?-, preguntó esperanzado el doctor Heigkserg.

-Luego nos acompañarás hasta la celda donde tenéis encerrado a nuestro amigo.

miércoles, 20 de febrero de 2013

LARS (4 - 1)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

Mientras Selene iluminaba la bóveda celeste con una pequeña porción de su rostro, el cuerpo escamoso de Uktena permanecía parcialmente oculto por las hierbas altas que crecían en aquella colina. Estaba completamente inmóvil pero sus ojos oscuros no se perdían ningún detalle de todo lo que ocurría a su alrededor. Lars lo observaba fijamente mientras esperaba una respuesta a sus preguntas. Sin embargo, esta vez Uktena no rompió su silencio. El Theurge esperó pacientemente unos instantes más y luego se dio por vencido, volviéndose finalmente hacia Crow. El Fianna seguía vigilando pacientemente el pozo distante. Desde que habían visto a las Perdiciones que moraban en aquella sombría oquedad, el Ahroun había permanecido en forma Crinos. Lars, que tenía un mal presentimiento de lo que estaba pasando, se veía obligado a luchar contra sus instintos para permanecer en forma humana, ya que la visión homínida era mucho más precisa que la lobuna.

-¿Te ha dicho algo?-, preguntó el Ahroun sin apartar la vista de su objetivo.

-No, nada de nada ¿Quieres intentarlo tú?

-Mejor no-, respondió seco el Fianna.

-¿Por qué? Tú también eres su hijo espiritual...

-Lo sé, pero me frustra mucho cuando se pone en ese plan.

-Uktena simplemente es así, Crow. Guarda muchos secretos y cuando decide compartir uno, lo hace de la forma más críptica posible. Otros tótems espirituales pueden ser más abiertos o activos, pero no hay muchos que igualen su sabiduría.

Lars se interrumpió para mirar de soslayo al tótem, que seguía tumbado exactamente en la misma posición, sin haberse movido ni siquiera un milímetro. Los orbes oscuros de Uktena le devolvieron la mirada en silencio y el Theurge sintió un repentino escalofrío recorriéndole la espalda. "¿Qué estarás pensando en estos momentos?", se preguntó intrigado.

-¿Sabes una cosa?-, le preguntó sonriendo a Crow después de unos largos minutos. -Creo que no nos dice nada porque espera que podamos averiguarlo por nuestra cuenta. Uktena confía plenamente en nosotros.

El Ahroun le devolvió la sonrisa y asintió una sola vez con su cabeza lobuna para mostrar su conformidad. La relación entre ambos había sido difícil al principio, pero poco a poco se había establecido un nexo de camaradería entre ambos. No eran amigos exactamente, y eran conscientes de que tal vez nunca lograrían serlo, pero habían aprendido a  soportarse y confiar el uno en el otro. Desgraciadamente, la rivalidad que sentía el Ahroun seguía estando allí, mostrando a veces su peor aspecto en determinadas ocasiones. El Theurge había decidido tomarse esos momentos como un ejercicio de voluntad y los aprovechaba para desarrollar su paciencia.

Faruq apareció de improviso junto a ellos en forma Crinos. Su pelaje oscuro casi le permitía pasar desapercibido en la noche incluso a corta distancia, pero el contorno de su cabeza de Anubis era inconfundible.

-Es hora de ponerse en marcha. Ha terminado el tiempo que le dimos a Sigue-el-Rastro.

-¿Y Canción-Oculta y Voz-de-Plata?-, quiso saber el Ahroun.

-Están tratando de convencer a Kate de que no puede venir con nosotros.

-Podrían necesitar toda la noche para conseguirlo-, apuntó Lars.

-¿Intentaremos entrar por la Penumbra?-, preguntó Crow.

-Sí-, respondió Faruq. -Canción-Oculta nos ha convencido al decirnos que las Perdiciones son preferibles a las balas de plata.

-Estoy de acuerdo-, asintió el Theurge. -Además en la Umbra la magia protectora de Uktena puede sernos muy útil.

Antes de que pudiesen seguir hablando, el Colmillo Plateado y Voz-de-Plata terminaron de cruzar la Celosía y se manifestaron a su lado como si siempre hubiesen estado allí. El alfa había adoptado la forma Hispo de lobo cavernario, mientras que el Galliard estaba en forma Crinos. Lars decidió imitar a sus hermanos y adoptar también la forma guerrera medio humana y medio lobuna.

-¿Ya está?-, preguntó el Ragabash divertido.

-Ya está-, gruñó el alfa. -Kate tiene un corazón fuerte y valeroso, pero la hemos convencido para que vigile la autocaravana por si Randolph vuelve sin que lo veamos.

-¡Entonces vamos!-, ladró Crow ansioso y con el cuerpo tenso por la energía contenida.

Canción-Oculta empezó a correr en dirección al pozo espiritual, seguido de cerca por Crow, Faruq, Lars y Voz-de-Plata. La manada bajó tan rápido como pudo la colina que los separaba de sus enemigos. Sus instintos más primitivos se estaban apoderando de ellos, al igual que la rabia que bullía en su interior ante la presencia de la cercana infección del Wyrm. Lars sentía con más fuerza que ninguno de sus hermanos el regalo de Selene, pues la Celeste había adoptado el rostro de su Auspicio durante esa noche, crispando su cuerpo de furia. El Theurge intuyó más que vio una forma sinuosa moviéndose a gran velocidad entre las sombras. "Uktena sigue a sus hijos". Apenas pudo pensar esa idea mientras el corazón corría completamente desbocado en su pecho.

-.-

Las fauces babeantes del Scrag se cernieron sobre él como si fuesen un enorme cepo para osos. Lars interpuso su brazo izquierdo en la trayectoria, dejando que la Perdición lo mordisquease con rabia. La sangre del Theurge oscureció su pelaje gris, pero antes de que las primeras gotas carmesíes tocasen el suelo, el Fenris clavó a su vez la garra derecha contra el cráneo de su enemigo, destrozándolo. Aun así el Scrag siguió aferrando su brazo con furia, intentando arrancárselo a mordiscos.

Otra Perdición cargó contra él. Parecía una especie de mujer de piel apergaminada, melena salvaje, dientes afilados como colmillos y afiladas cuchillas en el lugar donde deberían estar sus brazos. La Psicomaquia chilló enloquecida mientras recortaba la distancia que los separaba. Lars siguió destrozando con sus garras la cabeza del Scrag que le inmovilizaba el brazo, liberando toda la rabia que desbordaba su corazón. Sus golpes atravesaron una y otra vez a la Perdición, que perdió consistencia, volviéndose casi translúcida. Un último impacto de garra le reventó el ojo izquierdo y parte de la cabeza. El espíritu maligno chilló de dolor, soltando por fin el brazo del Theurge, que se apartó justo a tiempo para esquivar la siniestra cuchilla que trataba de ensartarlo con un movimiento vertical de arriba abajo.

Lars dejó huir a la Perdición herida para concentrar toda su atención en su nuevo enemigo. Sabía muy bien que los Scrags eran más peligrosos que las Psicomaquias, pero aun así no podía exponerse a un nuevo ataque. La Perdición le atacó con su otra cuchilla, atravesando el aire a pocos centímetros de su piel. El Fenris se agachó justo a tiempo y golpeó con su garra, amputándole con sus garras una de sus cuchillas a la altura del hombro. La Psicomaquia no vaciló en volver a atacar, pero el filo de su arma golpeó sin hacerle daño, desviado por la magia protectora de Uktena.

El Scrag que había huido antes aprovechó ese momento para regresar, aunque esta vez venía acompañado por uno de sus hermanos. Lars se vio obligado a ceder terreno, esquivando como podía la cuchilla restante de la Psicomaquia y los mordiscos de los Scrags. "¡Mierda! Tres a uno", maldijo el Theurge mientras el combate proseguía su curso.

Atrás habían quedado los gloriosos segundos en que su manada había alcanzado el pozo corrupto y desbandado al grupo de Kalus que huía aterrados ante su carga mientras los Garou les golpeaban durante su desbandada. Habían destruido a varios de ellos cuando el agujero espiritual vomitó una docena de Scrags y casi la mitad de Psicomaquias como si fuese una herida infectada que supurase un torrente de pus. La superioridad numérica de las Perdiciones les había desbordado y ahora todos ellos estaban librando pequeños combates como el que tenía él mismo entre manos.

Un mordisco afortunado de uno de los Scrags se llevó un trozo de muslo derecho. Lars aulló de dolor en el mismo instante en que su garra salía disparada contra la Perdición que lo había herido. El golpe no acertó a su atacante, aunque sí impactó contra el primer Scrag contra el que se había enfrentado cuando la criatura intentó imitar a su compañero. Su garra destrozó lo que quedaba de su cabeza, provocando que la Perdición se deshiciera por completo y desapareciera dejando un rastro putrefacto. El Theurge sabía que no había sido destruida, sino que habría aparecido en otra parte de la Umbra, reuniendo energías inconscientemente para sanar su cuerpo espiritual. No obstante, Lars sintió una inmensa alegría al ver reducido el número de sus enemigos.

-¡Dos a uno, hijos de puta!-, gruñó triunfante.

Las dos Perdiciones redoblaron sus ataques con más furia si cabe. El Fenris no podía asegurar si los espíritus malignos querían vengar a su camarada caído o si más bien trataban de evitar correr su mismo destino. En cualquier caso, Lars se concentró en seguir esquivando sus ataques, aunque pronto percibió que las Perdiciones no se coordinaban bien entre sí y se molestaban constantemente al intentar golpearle. Cuando el Theurge fue consciente de esa circunstancia, la utilizó a su favor y llegado el momento oportuno, devolvió algunos golpes contra la Psicomaquia. El primer impacto la hizo enfurecerse más aun, pero el segundo la dejó casi traslúcida. La Perdición abandonó el ataque sorprendida, huyendo de regreso al pozo sin que su furioso compañero se enterase.

Lars se abalanzó contra él, derribándolo al suelo ennegrecido y cubierto de pequeñas hebras oscuras. Ambos rodaron intentando alzarse sobre el otro, mientras gruñían y trataban de arrancarse la piel a mordiscos. De alguna forma, el Scrag logró imponerse. Lars detuvo su mordisco con las manos desnudas y trató de alejar desesperado aquellos colmillos monstruosos de su cara. Una figura peluda apareció de improviso detrás del Scrag y le atravesó la espalda con sus garras. La Perdición, moribunda, intentó morder al Theurge con sus últimas fuerzas, lanzando dos nuevas dentelladas a escasos milímetros de su cara. Un nuevo golpe de garra puso fin a sus esfuerzos, salvando a Lars por una margen muy estrecho para su gusto. El Scrag se deshizo por completo, empapándolo con una sustancia embarrada y maloliente.

-¿Estás bien?-, le preguntó Voz-de-Plata mientras le tendía su garra para ayudarle a ponerse en pie.

-He estado mejor-, contestó aceptando su ayuda.

La batalla todavía no había terminado, pero estaba claro quiénes iban a ganarla. Canción-Oculta y Crow se estaban enfrentando a tres Scrags en el mismo momento en que Faruq cercenaba la cabeza a otra Psicomaquia con un certero golpe de un arma de filo curvo parecida a una hoz. "¿De dónde la habrá sacado?", se preguntó el Theurge intrigado.

Sin embargo, no había tiempo para preguntas como esa. Voz-de-Plata y él corrieron inmediatamente para socorrer a sus hermanos y destruir a los últimos espíritus del Wyrm que protegían el reflejo umbral del James Harkson. Lars sintió un inmenso placer en su interior cuando la manada colaboró unida para exterminar a aquellos espíritus tan peligrosos y traicioneros.

-.-

-Gracias por la ayuda-, les dijo Canción-Oculta.

Al igual que los demás, su cuerpo estaba lleno de pequeños cortes y heridas. Los cinco se concedieron unos minutos de respiro mientras la asombrosa fisiología Garou hacía su trabajo, conteniendo hemorragias y cicatrizando heridas a un ritmo impresionante. Los escozores y pequeños dolores que sentían era un pequeño precio a pagar por ese milagro. En cualquier caso, ninguna de las heridas causadas por las Perdiciones era lo suficientemente grave para requerir el uso del don del Roce Materno.

-No hay de qué-, respondió él mientras vigilaba los alrededores.

La tierra alrededor del pozo estaba ennegrecida y no crecía ninguna planta ni ser espiritual en ella. Había restos de cimientos, ladrillos y tablas de aspecto envejecido por todas partes, así como unas pequeñas hebras pegajosas cubiertas por un icor pastoso de color amarillento. Dichas hebras brotaban desde la oscuridad del pozo, extendiéndose hacia los alrededores.

-¿Y ahora qué hacemos?-, preguntó Faruq al mismo tiempo que echaba un vistazo cauto al fondo del pozo. Lars no vio por ninguna parte el arma con la que el Ragabash había decapitado a la última psicomaquia.

-Las telarañas corruptas proceden del pozo-, indicó el Theurge. -Deberíamos empezar por ahí.

-Me parece buena idea-, le apoyó Crow. -Muchos de los Kalus buscaron refugio allí abajo. Podemos cazarlos y acabar con todos los que encontremos.

-¡Esperad!-, respondió Canción-Oculta haciendo que sus cuatro hermanos se volviesen para mirarlo con interés. -Lo primero que tenemos que hacer es encontrar a Randolph. Sabemos que el Morador de Cristal entró por el mundo físico y creo que es allí donde debe estar. Una vez que demos con él, podemos investigar a fondo este sitio y destruir a cualquier siervo del Wyrm, pero primero debemos encontrar a Sigue-el-Rastro.

Lars asintió en silencio ante las sabias palabras del alfa de su manada. Hubiera sido muy fácil para todos dejarse arrastrar por la rabia desencadenada por el combate, persiguiendo a sus enemigos y abandonando a Randolph a su suerte.

-Tienes razón. Debemos encontrar cuanto antes a Sigue-el-Rastro.

Mientras el resto de sus hermanos asentía, el Theurge se concentró para que su mirada atravesase las brumas de la Celosía y poder vislumbrar lo que había en el mundo físico. Los Garou llamaban a esa acción "Escudriñar". No podían haber escogido una palabra más apropiada. Aunque la barrera entre los mundos era ligeramente fuerte en este lugar, presentaba algunos puntos débiles que el Theurge aprovechó con habilidad. Pronto percibió el contorno de las numerosas paredes internas del edificio auxiliar.

-¿Qué ves al otro lado, Lars?-, le preguntó Voz-de-Plata cuando se percató de lo que estaba haciendo.

El Theurge apenas escuchó sus palabras, tal era la concentración que le exigía la tarea, pero captó su significado general. No le respondió inmediatamente, sino que siguió observando. Parecía cómo si estuviese reviviendo una pesadilla. Su vista borrosa vio un pasillo fantasmal de paredes blancas, con muchas puertas a los lados. No había guardias, ni personal de noche. El lugar parecía completamente vacío, al menos en esa parte del edificio auxiliar. El Theurge dejó de Escudriñar y tuvo que frotarse los ojos antes de que se acostumbrasen a mirar de nuevo este lado de la Celosía.

-Por aquí el camino está despejado-, les explicó a sus hermanos. -Todas las luces están apagadas y no hay guardias.

-¡Vamos!-, les urgió el alfa de la manada. -Tenemos que caminar de lado.