jueves, 30 de mayo de 2013

ERGUIDO-CUAL-MONTAÑA (6 - 1)

St. Claire, Washington (EE.UU.)
17 de noviembre de 1998

Crow apenas pudo conciliar el sueño esa noche. Tan poderosas fueron las emociones que se batieron en su fuero interno, que estuvo dando vueltas en su lecho casi todo el tiempo. La idea de una búsqueda espiritual al servicio de Uktena despertó su hastiada imaginación hasta límites insospechados. Por fin tendría la oportunidad de volver a batirse con terribles enemigos y demostrar su coraje como Ahroun ante todos los Garou, especialmente ante sus hermanos de manada. El hecho de que Uktena no les hubiese confiado el objetivo de su búsqueda no lo desanimó en absoluto. Muy a su pesar, el Fianna tuvo que reconocer que Lars era lo bastante agudo para lograr descifrar con el tiempo los enigmáticos designios del tótem espiritual de las Cinco Garras de Gaia.

No obstante, su único pesar era que Voz-de-Plata no estuviese con ellos en un momento tan importante para la manada. La ausencia de su hermano todavía le causaba más dolor del que estaba dispuesto a reconocer. La guerra contra las sanguijuelas en Vancouver le había ayudado a ignorar esa herida sin cicatrizar en lo más profundo de su alma, obligándole a concentrar todos sus sentidos en el sangriento conflicto que asolaba la ciudad; sin embargo, los últimos meses de tranquilidad en el Clan de las Visiones Ocultas le obligaron a reconocer que aún le dolía la inesperada muerte de su hermano y, en el fondo de su corazón, el Ahroun temblaba en secreto al imaginarse que les ocurriese un destino semejante a Canción-Oculta o Faruq, los hermanos por los que sentía mayor simpatía de toda la manada.

Pese a no haber descansado ni siquiera una pequeña parte de lo que debería, al día siguiente madrugó como venía haciendo durante el último año para recibir a Helios al amanecer. Su voz grave y desafinada cantó las alabanzas más elaboradas que pudo pensar al ejecutar el rito menor del Saludo al Sol y su cuerpo se estremeció al sentir sobre sí los primeros rayos del orbe dorado, que apartaron lentamente a un lado el frío de la madrugada.

Una vez terminado su pequeño homenaje personal al Celeste, Crow dedicó toda la mañana al entrenamiento, para continuar perfeccionando sus capacidades físicas y habilidades marciales hasta el punto de dominarlas por completo. Por supuesto, sin esfuerzo no había premio. Para lograr esta meta, tenía que hacer numerosos ejercicios, como levantar grandes rocas de piedra, correr durante horas y entrenarse con Serpiente-Roja, la Ahroun Wendigo encargada de la defensa del Clan de las Visiones Ocultas.

A continuación, cazó su propia comida y descansó al abrigo de los árboles cercanos al túmulo, disfrutando de su bien merecido descanso. Poco a poco, Crow se fue dejando llevar por la vigilia, intentando permanecer alerta. Sin embargo, el sueño se fue apoderando de él con cada bostezo que daba, hasta que cerró los ojos...

-.-

Se despertó al sentir unas pequeñas cosquillas recorriendo lentamente su espalda. Todavía estaba decidiendo si debía abrir los ojos o no cuando sintió un nuevo cosquilleo, esta vez en su brazo. Eso hizo que terminase por decidirse. Sin embargo, levantar sus párpados le pareció una tarea más titánica que todo el ejercicio físico que había realizado a lo largo de la mañana. Eso lo alarmó hasta el punto de que intentó ponerse en pie inmediatamente, aunque no consiguió moverse siquiera unos miserables centímetros. "¿Qué me está pasando? ¿Qué sucede?", pensó angustiado.

Con gran esfuerzo, logró abrir los ojos. Descubrió que su situación era extremadamente grave. Se hallaba preso en una telaraña cuyos hilos plateados permanecían estáticos sobre el vacío del espacio. Unos pocos puntos de luz atenuada aquí y allí revelaban la discreta presencia de algunas estrellas, demasiado lejanas para sentirse cómodo en cualquier caso. Crow descubrió que no estaba solo en su ese lugar. A pocos pasos de sí mismo se erguía una estatua inmóvil, con unos rasgos que el Fianna conocía demasiado bien. Era el cuerpo de Voz-de-Plata, tristemente inmortalizado para toda la eternidad gracias a los trabajos de los sirvientes de la Tejedora. A su izquierda, había otro Garou convaleciente. Gruesas telarañas cubrían la mayor parte de su cuerpo, cuyo pelaje era oscuro como el mismo vacío del espacio cósmico, y pequeñas arañas mecánicas se afanaban por cubrir las partes libres de ataduras con nuevos filamentos plateados. Susurros-del-Pasado permanecía inconsciente, ajeno al trágico destino que le esperaba.

Crow gruñó de ira y se dejó dominar por sus instintos, obligando a su cuerpo a adoptar la forma Crinos, lo que hizo que creciese en tamaño y fuerza bruta. Los hilos plateados provocaron pequeños cortes y heridas de diversa consideración, pero no pudieron contenerlo por más tiempo. A continuación, apartó a manotazos a todas las criaturas arácnidas que había conseguido trepar por su cuerpo, con gestos más nerviosos que rápidos. A pesar de que nunca antes había sentido ningún temor por las arañas, sintió unos repentinos escalofríos al pensar en esas horrendas criaturas y sus diminutas patas.

-¡Ayúdame, por favor!-, suplicó una voz familiar. -¡Ayúdame, Crow!

El Fianna se giró a tiempo para ver el cuerpo inmóvil del Señor de la Sombra, sobre el que estaban trepando más y más criaturas arácnidas. Su hermano había despertado de improviso y observaba lo que estaba pasando con ojos completamente desencajados por el terror. Pequeños filamentos aparecieron en cuestión de segundos en las partes expuestas de su cuerpo, extendiendo capa tras capa. Susurros-del-Pasado siguió gritando, pero Crow ya no conseguía entender nada lo que decía. Sin perder más tiempo, el Ahroun saltó sobre su hermano de manada y usó sus garras para desgarrar tantos hilos como pudo.

Cada golpe de su mano, arrancaba fragmentos de tejido osificado y pequeños trozos de hilos. Sin embargo, las arañas de la Tejedora redoblaban sus esfuerzos con mayor intensidad, reparando los destrozos ocasionados por el Fianna y cubriendo nuevos centímetros de telaraña. Impotente, Crow recurrió a la rabia que inundaba su corazón. Esta vez logró adelantarse a las pequeñas arañas mecánicas y tiró de su hermano hasta descubrir medio cuerpo, del torso hasta la cabeza.

-¡Cambia de forma!-, ladró furioso.

-¡No puedo!-, le respondió Susurros-del-Pasado. Efectivamente, el Señor de la Sombra se revolvió como pudo e intentó transformarse pero su cuerpo físico no respondió a sus deseos.

El suelo comenzó a ceder. Al principio, Crow no se percató de ello, concentrado como estaba en salvar la vida de su hermano de manada. Sin embargo, hubo un momento en que notó la sensación de que sus pies se hundían, como si estuviese pisando un pozo de arena. Al mirar abajo, comprobó con terror que la telaraña gigante estaba intentando absorberlo. Soltó unos segundos a su hermano y se ayudó a salir de las hendiduras con sus manos, pero cuando volvió a mirar a Susurros-del-Pasado, se dio cuenta de que las patas del Galliard habían sido completamente absorbidas. Las arañas, por su parte, también habían aprovechado la oportunidad y habían vuelto a cubrir las zonas que habían ocupado previamente.

-¡Mierda!-, aulló el Fianna desesperado.

-No puedo salvarme-, susurró el Señor de la Sombra. -¡No puedes salvarme!-, le gritó alzando gradualmente la voz. -¡Escapa! ¡Huye mientras puedas!

-¡NI LO SUEÑES!-, le gritó él. -¡NO TE DEJARÉ AQUÍ!

-.-

Crow se despertó de improviso aullando como un demente. Tardó unos segundos en descubrir que había tenido una horrible pesadilla y que estaba en una arboleda cercana al campamento del Clan de las Visiones Ocultas. No obstante, se incorporó de inmediato y sacudió brazos y piernas, disfrutando aliviado de verse por fin libre de ataduras. Incluso llegó a sonreír levemente a pesar de que podía recordar con gran detalle la sensación de pequeñas patas recorriendo su piel. "Fue una pesadilla. Sólo fue una maldita pesadilla", pensó más relajado.

Esa tarde no pudo concentrarse de nuevo en sus ejercicios. La angustia y la impotencia de la pesadilla volvían sin previo aviso, barriendo todas sus defensas. Al final, tuvo que reconocerse a sí mismo que el sueño había sido un mensaje de los espíritus, tal vez incluso del mismo Uktena. En situaciones como esa, solía recurrir a Lars para que le ayudase a descifrar su significado, pero el Theurge estaba ahora muy débil y no quería perturbar su descanso. Ya era bastante malo que tuviesen que partir esa misma noche sin darle tiempo a recuperarse debidamente como para que encima lo fuese a importunar con sus problemas. Por ello, Crow decidió consultar a Canción-Oculta, en cuyo criterio confiaba ciegamente.

-Todo parece indicar que es un mensaje de los espíritus-, le confirmó el Philodox, -o tal vez de esta tierra sagrada. Dicen que el túmulo sobre el que estamos es capaz de provocar extrañas visiones, aunque personalmente todavía no he experimentado ninguna desde que estoy aquí.

-¿Y qué crees que quiere decir?

-Crow, sabes que no soy un Theurge. Deberías contarle esto a Lars antes de partir.

-Aun así quiero saber qué opinas-, insistió él tercamente.

-Está bien-, suspiró Canción-Oculta mientras cambiaba la postura sobre el tocón en el que estaba sentado. -Te diré lo que opino en base a lo que he observado durante estos últimos meses y lo que me acabas de contar. Creo que añoras a Voz-de-Plata, hasta tal punto que aún no le has dado a Susurros-del-Pasado una oportunidad real para integrarse en nuestra manada.

-¡Eso no es cierto!

-Déjame terminar, por favor... Está claro que es cierto y si eres sincero contigo mismo sabrás que tengo razón. Por otra parte, en tu sueño estabas dispuesto a arriesgar tu vida por él, ¿no?

-Sí.

-No sabías que estabas soñando y, sin embargo, pusiste tu vida en peligro por Susurros-del-Pasado. Estoy muy orgulloso de tu decisión, Crow.

-Hubiese hecho lo mismo por cualquier Garou-, respondió él secamente.

-Quizá sea así-, asintió Canción-Oculta-, pero tu deber es proteger a todos tus hermanos de manada, incluyéndolo a él.

-¿Así que he tenido esta horrible pesadilla únicamente porque los espíritus quieren que me porte bien con Susurros-del-Pasado? Hubiese preferido que me lo dijesen a las claras...

-En realidad, creo que te han puesto a prueba.

-Está bien, pensaré en ello, gracias-, dijo Crow poniéndose en pie.

-¿Y le darás una oportunidad a Susurros-del-Pasado?

La pregunta de Canción-Oculta le cogió desprevenido. No le gustaba intentar mentir al Philodox, entre otras cosas porque sabría inmediatamente que no estaba siendo sincero con él, pero tampoco le gustaba la idea de confiar su vida en un Señor de la Sombra, que podía traicionarles en cualquier momento. Sin embargo, su mente volvió a revivir durante unos segundos la angustia que sintió al intentar salvarlo de aquella gigantesca telaraña cósmica.

-De acuerdo, le daré una oportunidad, pero no puedo prometerte nada más que eso.

-Para mí es suficiente-, asintió Canción-Oculta.

Crow apartó la vista del alfa de las Cinco Garras de Gaia para contemplar el cielo. Helios había recorrido la mayor parte de su viaje y su corona resplandecía ahora con unos tonos anaranjados que anunciaban la llegada de Selene... y el comienzo de la búsqueda espiritual de su manada. "Espero estar preparado para las pruebas que tengamos que superar", se dijo en silencio, sintiendo una brusca mezcla de emociones.

miércoles, 29 de mayo de 2013

FARUQ (6 - 1)

St. Claire, Washington (EE.UU.)
16 de noviembre de 1998

Cobijado bajo unos enmarañados matojos, Faruq observó atentamente a su hermano. Creyéndose a salvo de miradas indiscretas, Crow buscó con la mirada los cuernos plateados de Selene y entonó una serie de complejos aullidos, que el Caminante Silencioso reconoció sin esfuerzo como el Saludo a la Luna, un rito menor en honor a la venerable Celeste. Por primera vez en mucho tiempo, el Ragabash contuvo sus deseos de interrumpir a su hermano de manada y dejó que finalizase el ritual. Quizás mantuvo las formas por respeto a Crow, o más probablemente, lo venció su veneración personal por Selene. En cualquier caso, decidió esperar pacientemente a que el ritual terminase por sí mismo. Cuando Crow hubo acabado de aullar, Faruq se irguió y avanzó hacia él arrastrando ligeramente los pies, para asegurarse de que el Fianna había sentido su presencia.

-¿Qué quieres ahora?-, preguntó Crow con evidente exasperación.

-Traigo un mensaje de Canción-Oculta-, respondió él comedido.

-Muy bien. Si es cierto, dámelo ya.

-Por favor. Tienes que pedirlo por favor.

-Nuestro alfa te ha pedido que me lo des, ¿no?-, inquirió el Ahroun con una suficiencia burlona. -Pues no perdamos más tiempo. Escúpelo.

-Está bien... espera.. oh, vaya. Se me ha olvidado. Lo siento.

-Seguro que sí-, respondió Crow sarcástico, lo que provocó a su vez una sonrisa verdaderamente genuina en el rostro del Caminante Silencioso.

-Te juró que te lo iba a contar-, se defendió él sin mucho énfasis.

-Ajá. ¿Sabes al menos dónde está Canción-Oculta para que pueda preguntarle a él?

-Sí, claro. Está en el túmulo-, siguió diciendo Faruq mientras hacía un gesto con la mano para quitarle importancia al asunto. -Creo que está en la tienda de Padre-Noche y Lars.

Un gruñido malhumorado brotó de la garganta de Crow y el Ahroun adoptó inmediatamente la forma del lobo. A continuación corrió entre los árboles y las zarzas en dirección al campamento del Clan de las Visiones Ocultas. Sin molestarse en cambiar de forma, Faruq echó a correr tras él para darle alcance.

-¿Puedo acompañarte?-, preguntó burlón.

-¡No! ¡Olvídalo!

-Era una pregunta de cortesía-, respondió el Ragabash intentando contener la risa. -Te acompañaré de todos modos.

Su hermano no se molestó siquiera en gruñir. Simplemente imprimió más velocidad a su cuerpo, abriéndose paso violentamente entre la vegetación en un fútil intento por dejarlo atrás. La sonrisa de Faruq se ensanchó aun más en su rostro. "¿Cómo es posible que crea que va a ganar a un Caminante Silencioso en una carrera?", se dijo mientras vacilaba en ofrecerle o no una ventaja justa que volviese emocionante la carrera. No obstante, a diferencia de la fábula de la liebre y la tortuga, el Ragabash se decidió por incordiar a su hermano de manada durante todo el trayecto en lugar de dormirse en los laureles.

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Faruq llegó cruelmente solo unos segundos antes de que lo hiciese Crow. Serpiente-Roja, la Protectora del túmulo, lo saludó con un gesto silencioso de la lanza de madera finamente tallada que siempre llevaba consigo y volvió  a su escondite original entre la maleza. El tocado de huesos que llevaba alrededor del cuello no provocó el menor ruido delator y la Wendigo se camufló entre la vegetación, desapareciendo como por arte de magia.

El campamento del clan consistía en seis tiendas tradicionales de madera, pieles de animales y tiras de cuero endurecido, que habían aprovechado los cimientos ruinosos del primitivo asentamiento colonial de St. Claire. Tres enormes tótems de madera, tallados con gran detalle, se erguían en el centro, en el punto exacto donde se concentraban las misteriosas energías espirituales del túmulo. Los tótems representaban a los espíritus totémicos de estas tierras sagradas, destacando por encima de todos ellos la figura informe de Niebla, el tótem espiritual del Clan de las Visiones Ocultas. Las llamas de la hoguera ensombrecieron el rostro de Guardián-del-Pueblo-Viejo, mientras despellejaba las pieles de unas liebres. Sonrisa-de-la-Mañana, irritado sin duda porque Ron Benson se había vuelto a quedar dormido, estaba contando de mal humor una de sus famosas historias a un pequeño grupo de Garou. Faruq sonrió al ver el estupendo trabajo de Ron. El Ragabash siempre se disculpaba por su falta de educación aduciendo que el Galliard simplemente no tenía el talento necesario para entretener al público, pero el resto del clan sabía bien que eso no era cierto.

El Caminante Silencioso y Crow no se acercaron a las hogueras de los Uktena y los Wendigo, sino que dieron un pequeño rodeo para llegar a la tienda que ocupaban Padre-Noche y Lars. Por alguna razón sutil que ninguno de los dos entendía del todo, la tienda del anciano estaba alejada del campamento sin ningún motivo aparente, casi al pie de la senda de grava que conducía a la mina en la que las Cinco Garras de Gaia habían matado a la lastimosa criatura conocida popularmente como Raptapañales.

Cuando llegaron a la entrada de la tienda, Faruq se adelantó para apartar la piel y entrar primero en su interior. Fue recibido por una agradable caricia de aire caliente procedente de la pequeña lumbre que iluminaba el interior. Lars estaba tumbado sobre su lecho, cubierto por unas pesadas mantas entretejidas con  símbolos extraños; alguien le había colocado un emplasto, cubriendo su ojo izquierdo, aunque afortunadamente el Fenris parecía estar durmiendo en esos mismos momentos. A su lado se encontraba Canción-Oculta, sentado silenciosamente con una expresión entristecida. En el otro extremo de la tienda, se hallaba Susurros-del-Pasado, el Galliard de la tribu de los Señores de la Sombra que se había unido a su manada después de la inesperada muerte de Voz-de-Plata. Faruq se sentó a su lado, sabedor de que Crow le tenía poco afecto, probablemente porque le culpaba injustamente de los hechos sucedidos en el Clan del Pacto o alguna otra idea igual de injusta y descabellada.

-No ha dicho nada desde que te fuiste-, le gruñó el Galliard en la lengua de los Garou.

Faruq asintió sin saber muy bien qué hacer a continuación. Susurros-del-Pasado había adoptado la forma Lupus para ocupar el menor espacio posible dentro de la tienda y su lustroso pelaje negro, oscuro como la misma noche, brillaba a la luz de la lumbre como el carbón recién extraído de las entrañas de la tierra. Por su parte, Crow se sentó justo entre Canción-Oculta y el Fenris herido. Su mal humor parecía haberse esfumado de golpe, sorprendido por el lastimoso estado de su hermano de manada.

-Gracias por traerlo tan rápido-, susurró el Colmillo Plateado volviéndose hacia Faruq.

-Ha sido un placer-, respondió el Ragabash mostrando la seriedad que exigía la situación.

Crow se volvió también para mirarlo con un gesto incrédulo que hizo que Faruq sintiese ganas de dar saltos de alegría de no estar Lars herido a su lado. El Ahroun se limitó a lanzarle su típica mirada silenciosa que intentaba decirle "me las pagarás". El Caminante Silencioso optó, por su parte, por encogerse de hombros y permanecer callado. "Antes tendrás que cogerme, guerrero-grande-pero-torpe-y-lento", intentaba responderle él sin usar ninguna palabra ni gesto que lo delatase delante de los demás.

-Lars, estamos todos como querías-, dijo el Philodox en voz baja mientras apretaba ligeramente el hombro del Fenris para despertarlo. -¿Vas a contarnos ahora qué demonios te ha pasado?

El Theurge abrió despacio el único ojo que le quedaba y miró con dificultad a sus hermanos. Su estado era tan lastimoso, que Faruq se apiadó de él inmediatamente, olvidándose de Crow y sus estúpidas amenazas.

-El Gran Uktena nos ha elegido para realizar una búsqueda espiritual en la Umbra-, murmuró con voz quebrada.

Las palabras del Fenris cayeron como una pesada losa sobre sus hermanos de manada, aunque ninguno de ellos podía decir que estuviese sorprendido del todo. Era evidente que su tótem espiritual quería algo de ellos. Saber al fin cuáles eran sus deseos después de tantos enigmas y misterios suponía un inmenso alivio.

-¿Qué quiere que busquemos?-, preguntó Canción-Oculta con la voz encogida por la emoción. Al principio, Faruq no entendió su reacción, pero luego recordó que el alfa les había contado en cierta ocasión que su padre, un renombrado Colmillo Plateado, había desaparecido en una búsqueda semejante para no volver a ser visto jamás.

-No lo sé-, confesó estoicamente el Theurge emitiendo apenas un hilo de voz.

-¿Cómo qué no lo sabes?-, preguntó Faruq incrédulo. -¿Cómo se supone que vamos a encontrar lo que quiere Uktena si no lo sabes?

-Lo sabremos en el momento adecuado. Todo llegará a su debido tiempo.

-¿Y qué te pasó en el ojo?-, quiso saber Crow con desconfianza.

-Tuve que hacer un gran sacrificio para conseguir la llave que abre el salón del conocimiento-, respondió el Theurge enigmáticamente mientras intentaba erguirse en su lecho. -Con ella en nuestro poder, tendremos éxito donde tantos han fracasado.

-De acuerdo, de acuerdo-, asintió Canción-Oculta, obligando al Theurge a permanecer tumbado. -Has perdido mucha sangre. Ahora debes descansar todo lo que puedas antes de que sigamos discutiendo este asunto.

-¡Imposible!-, aulló Lars negando con la cabeza. -Debemos partir mañana en cuanto anochezca. Es muy importante que nuestra senda empiece de ese modo.

-Se hará como dices-, murmuró el Philodox no muy convencido. -Tú descansa todo lo que puedas. Nosotros hablaremos con nuestros anfitriones y nos prepararemos para el viaje.

-Bien, descansaré-, susurró Lars. -Tengo que recuperar mis fuerzas.

-Vamos a dejarlo solo-, pidió a los demás el Colmillo Plateado, dando por finalizada la reunión de la manada.

Los Garou fueron saliendo de la tienda uno a uno, despidiéndose brevemente de su hermano herido. Faruq se demoró intencionadamente para ser el último en salir y poder hablar sin que lo escuchase nadie más que Lars.

-Eres un terco cabezota. ¿Vas a decirme qué te pasó en el ojo?

-Se lo entregué a Kraken-, murmuró el Theurge antes de ceder finalmente al sueño.

-Terco cabezota-, repitió Faruq mientras abandonaba la tienda.

lunes, 20 de mayo de 2013

LARS (6 - 1)

St. Claire, Washington (EE.UU.)
16 de noviembre de 1998

La bruma se apoderó del paisaje sin previo aviso, imposibilitando cualquier esfuerzo para guiarse u orientarse por las sendas costeras. La visibilidad, ya de por sí bastante mala, empeoró sin remedio hasta el punto de que apenas podía ver qué se ocultaba más allá de unos pocos pasos, aunque a lo lejos todavía podía escuchar el rumor agitado del mar.

Lars descendió con precaución por el sendero espiritual apenas visible que serpenteaba entre los matojos. El ruido de unas alas quebró el silencio de la bruma durante unos segundos y divisó unas formas oscuras volando en medio de aquel paisaje fantasmal. "Amigos míos", murmuró el Fenris al reconocer a los espíritus cuervo. Una de las aves se separó de la bandada y bajó silenciosamente en su dirección haciendo dos círculos perfectos.

El espíritu se posó sobre su cabeza lobuna clavando ligeramente sus garras sin hacerle ni un rasguño. Lars se sintió reconfortado por aquel pequeño gesto y deseó poder darle las gracias, pero la inquietante atmósfera de la repentina bruma le había puesto los pelos de punta y decidió que lo más prudente sería guardar silencio en esa ocasión. Extrañamente, el espíritu córvido también permaneció mudo. Después de unos segundos, alzó de nuevo el vuelo y se perdió pronto en la siniestra blancura de la bruma.

Lars permaneció quieto, observando cómo sus alas negras se perdían en la niebla. Había conocido a sus amigos espirituales en Vancouver y éstos lo habían acompañada durante los últimos años, contándole toda clase de chismes y ayudándolo siempre que podían. A cambio de su ruidosa compañía habían pedido bien poco, únicamente que les dejase restos de comida abandonada para alimentar a sus contrapartidas en el mundo físico.

Vancouver... el nombre de la ciudad le trajo malos recuerdos, como un sabor desagradable que permanece en la boca durante demasiado tiempo.

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La guerra entre Garou y sanguijuelas había sufrido numerosos altibajos, pero nunca había alcanzado un clímax que supusiese el acto final para tanto derramamiento de sangre. Por si no fuera suficientemente malo el hecho de que los vampiros de Vancouver contasen con el apoyo indirecto de las autoridades humanas locales, numerosas Perdiciones acudieron de todos los oscuros rincones de la Umbra para infestar el reflejo umbral de la ciudad. Afortunadamente, el Clan del Pacto contó de inmediato con el apoyo de los clanes y protectorados vecinos, así como con la ayuda de algunos héroes veteranos que habían participado en otra sangrienta guerra contra los vampiros en la ciudad norteamericana de Chicago.

No obstante, las Cinco Garras de Gaia no se encontraron tan cómodas en estas batallas como parecían estarlo otras manadas de Garou. En lugar de eso, habían discutido en los consejos la necesidad de otra tregua con los vampiros para tener las manos libres y acabar con los espíritus corruptos del Wyrm. Ancianos como Jacques Lapointe y Nelson Chang les apoyaron abiertamente siempre que pudieron, pero el resto de sus compañeros de clan estaban cegados por la guerra y la guerra era lo único que ansiaban sus corazones salvajes.

Trabajando discretamente con su secretismo habitual, los Uktena intentaron recuperar en secreto el Buda Sonriente y purificar el túmulo para devolverlo a Gaia, pero un contraataque de las Perdiciones frustró sus nobles intenciones. A pesar de que tuvieron que huir con el rabo entre las piernas, afortunadamente la mayoría pudo sobrevivir a la casi inevitable catástrofe. Sin embargo, el resto de las tribus observaron esa maniobra con una suspicacia inmediata cuando la descubrieron, despertando a su vez nuevos recelos en las relaciones entre los Garou del Clan del Pacto.

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El final del sendero lo condujo a un abrupto acantilado. Lars se detuvo para no caer al vacío, justo a tiempo para ver desaparecer unos fragmentos de roca que había empujado sin querer. El aire estaba cargado con olores de salitre y pescado, olores muy familiares para el Fenris después de su larga estancia en alta mar cuando huyó para siempre de la casa de sus progenitores de la Parentela. En la Umbra, todos las sensaciones llegaban a su extremo, incluyendo los olores. No pudiendo fiarse de su vista debido a la bruma, el Theurge se inclinó para acariciar la roca bajo sus pies con su mano y estudió pacientemente el terreno. "La roca es lo suficientemente firme", decidió después de dudar si podría soportar el peso de su cuerpo en forma Crinos.

Tras unos largos instantes, encontró una zona por la que podría intentar el descenso a la nada, aunque no estaba solo. Las oscuras figuras de los espíritus córvidos seguían volando a su alrededor, rompiendo por primera vez el ominoso silencio omnipresente con sus habituales graznidos para tratar darle ánimos. Confiando únicamente en su instinto, el Theurge comenzó el descenso, aferrándose a la roca con sus garras y bajando paulatinamente con la mayor de las precauciones.

Podía escuchar el sonido de las olas del mar estrellándose violentamente contra la sólida pared de roca grisácea. El rugido ganaba fuerza durante unos segundos, se estrellaba y luego se alejaba despacio para volver a empezar de nuevo. Lars sintió cada acometida del mar y, a veces, creyó percibir un ligero temblor, como si la roca pudiese venir abajo sin previo aviso. El Theurge que había en él se imaginó a un titánico Elemental de Roca sorportando todo el peso del acantilado, mientras Elementales de Agua se estrellaban juguetones contra él en un vano intento por derribarlo. Sin embargo, su espíritu práctico lo obligó a centrar toda su atención en el descenso por la pared pétrea y continuar su descenso sin más distracciones.

La bruma lo engullió de nuevo con su manto húmedo y frío, aislándolo de pronto de sus aliados espirituales, aunque eso no lo detuvo. Los embates del mar se volvieron más y más furiosos, ahogando cualquier otro sonido. Casi ladró asustado cuando sintió las primeras gotas de agua chocando contra su espalda después de lo que le pareció una eternidad. Luego, se rió de sí mismo sin poder evitarlo.

-¡Vais a tener que hacerlo mejor!-, aulló a la nada mientras se aferraba a la roca con todas sus fuerzas.

El sonido de la resaca fue la única respuesta que recibió, pero la bruma pronto se abrió perezosa para mostrarle la base del acantilado. La marea se había tragado el principio de la pared rocosa, dejando pequeños peñascos y salientes. El Theurge eligió el que le pareció más seguro y calculó la distancia que lo separaba. Sin vacilar, sus poderosas piernas Crinos lo propulsaron hasta caer sobre su culmen. Desde allí, pudo distinguir pequeños e insignificantes espíritus de lapas aferrándose tímidamente a la roca con la misma intensidad que él. Las olas no tardaron en saludarlo, pero por ahora no suponían un peligro inmediato. "Desde aquí, podré invocar al Kraken", se dijo Lars.

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Los sueños habían empezado a suceder poco a poco, dejando mucha confusión y pocos recuerdos a su paso. Al principio, creyó que Uktena u otro espíritu de la Umbra lo estaba poniendo a prueba, pero pronto cambió de idea cuando Canción-Oculta compartió con él los últimos sueños que había tenido. Eran aún más indefinidos que los suyos, pero convencieron al Fenris de que algo o alguien estaba tratando de comunicarse con ellos. Como suponía, el resto de sus hermanos de manada no tardaron en confesar que últimamente habían estado soñando "cosas muy raras". Las Cinco Garras de Gaia acudieron a su tótem en busca de respuestas, pero éste se limitó a mirarlos silenciosamente con los orbes dorados que tenía por ojos y guardar silencio sin atender a sus ruegos.

Intrigado más allá de lo que creía posible, Lars guardó ayuno durante una semana entera, mientras pasaba más tiempo durmiendo que despierto. El Theurge reconoció algunos patrones familiares, aunque todavía indefinidos, que no podía nombrar siquiera. Tenía la horrible sensación de tener los nombres en la punta de la lengua, como si una parte de él los reconociese instintivamente. Tras muchos quebraderos de cabeza, reconoció la mano del Gran Uktena en aquel misterio y descubrió sorprendido que el sabio Incarna quería que él y sus hermanos viajasen al Clan de las Visiones Ocultas, que estaba situado cerca de St. Claire.

Cuando pidieron permiso a sus Ancianos para seguir la llamada del espíritu, la mayoría como Stefan Ewald o Lucas Kawecki, no opusieron ninguna resistencia. Las Cinco Garras de Gaia se habían convertido en un estorbo para ellos al cuestionar el proceso contra Guttooth y exigir la tregua con los vampiros, por lo que estuvieron encantados de permitirles partir como deseaban. Otros Ancianos, entre los que se encontraban lord Abercorn y Coros, lamentaron sinceramente su partida, pero comprendieron que era un asunto necesario.

Las Cinco Garras de Gaia llegaron a St. Claire a finales de septiembre. Los Uktena y los Wendigo del Clan de las Visiones Ocultas les brindaron una hospitalidad excepcional que conmovió a los jóvenes Garou. Compartieron con ellos el fuego de sus hogueras, sus tiendas tradicionales y cualquier cosa que pudiesen necesitar. A fin de cuentas, las Cinco Garras de Gaia habían descubierto el túmulo de St. Claire y habían compartido su secreto con las tribus nativo americanas, devolviéndolas lo que era originalmente suyo por derecho.

Los sueños ganaron firmeza desde la primera noche que pasaron en la Penumbra local. Gracias a ellos, viajaron a tierras lejanas habitadas por criaturas largamente extinguidas y lugares todavía más extraños e imposibles en el mundo físico. Lars se percató de que el Gran Uktena quería que su manada realizase una búsqueda espiritual en la Umbra, pero todos ellos ignoraban a dónde tenían que ir realmente.

Uno de los Uktena locales, un anciano Theurge marginado por sus compañeros y que era conocido simplemente como Padre-Noche, aportó algunas respuestas a sus preguntas. Él también había recibido sueños enviados por el mismo Uktena para que adiestrase a Lars en algunas de las artes místicas más secretas de su tribu. De este modo, el Fenris pasó todo el mes de octubre en compañía de Padre-Noche, mientras el resto de sus hermanos ayudaban en las actividades cotidianas del clan.

El anciano explicó a Lars que los Uktena habían descubierto en el pasado cómo contener y encerrar a las Perdiciones más poderosas del Wyrm en algunos lugares, aprisionándolas para toda la eternidad bajo la atenta mirada de los Vigilantes de Perdiciones, que eran Garou de la tribu Uktena que renunciaban a la vida normal de los hombres lobo para contener y vigilar el "sueño" de estos espíritus inmensamente peligrosos. Gracias a Padre-Noche, Lars aprendió vorazmente los ritos secretos de la atadura y el encierro, así como algunos antiquísimos petroglifos cuyo poder era suficiente para realizar semejante proeza.

El Gran Uktena debió quedar satisfecho por su ansia de conocimientos, porque la noche anterior le había enviado un último sueño. El Theurge se vio a sí mismo aferrado a una roca, en medio de una tormenta de olas rugientes y unos tentáculos atravesando la superficie del agua para acercarse a él. Nada más despertarse, el Fenris le contó su sueño al anciano y Padre-Noche asintió pacientemente, para revelar a continuación que también había recibido un sueño parecido. En su sabiduría, afirmó que el Gran Uktena deseaba que invocase al Kraken en el mar de la Umbra y consiguiese que ese espíritu destructivo le cediese uno de sus ojos. Con ese ojo, podrían hacer un talismán que guiaría a las Cinco Garras de Gaia hasta el final de su búsqueda espiritual.

Sin embargo, el anciano Theurge también le advirtió que, para evitar que Kraken lo destruyese, debía sacrificar una parte de sí mismo y entregarla libremente al espíritu. Lars aceptó la responsabilidad que había depositado Uktena en él y, tras avisar a sus hermanos que volvería pronto sin ofrecerles detalles más concretos, abandonó el Clan de las Visiones Ocultas esa misma mañana. Quería llegar al caer la noche a la franja costera de la Penumbra.

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Permaneció dos horas con el cuerpo acuclillado y aferrado firmemente contra la roca. Las olas redoblaron sus embestidas, pero no consiguieron moverlo ni un milímetro de su posición. Eso sí, su pelaje estaba completamente empapado y sometido a la caricia de la brisa que había comenzado a soplar desde el mar, llevándose gradualmente los bancos de brumas. El único sonido que hizo el Fenris fue un canto murmurado en voz baja, repitiendo constantemente una única palabra: Kraken.

Un nuevo ruido apareció en el lugar en el que se encontraba, haciéndose oír por encima de las olas y la resaca. Era un movimiento fluido, que se abría paso a través de las corrientes más profundas y oscuras de los océanos umbrales. A pesar de que era físicamente imposible que Lars pudiese escuchar un sonido semejante con sus propios oídos, era exactamente eso lo que estaba pasando. El Kraken estaba acudiendo a su llamada.

"Ha llegado el momento de aplacar su hambre eterna", se dijo el Theurge. Con un movimiento preciso, hundió las garras de su mano derecha alrededor de su ojo izquierdo y tiró de él mientras seccionaba los nervios oculares. El dolor fue estremecedor e inmediato. Aulló con tal intensidad que creyó que iba a quedarse mudo y solo su férrea voluntad impidió que su cuerpo se soltase de la roca a la que estaba aferrado. La sangre le manchó la cara y cayó al furioso mar. Era lo justo: un ojo a cambio de otro. El inmenso espíritu que se aproximaba pareció estremecerse al oler su sangre y recorrió a mayor velocidad la distancia que los separaba.

-¡Poderoso Kraken, acepta mi ofrenda!-, aulló Lars arrojando su ojo ensangrentado en dirección a la enorme sombra que estaba apareciendo por debajo de las aguas.

Un tentáculo rojizo y cubierto de ventosas blanquecinas surgió de repente de las aguas para atraparlo al vuelo con un movimiento voraz y apresurado. A continuación volvió a esconderse bajo las aguas con la misma velocidad. Durante unos aterradores segundos, no sucedió nada. La inmensa sombra permaneció completamente quieta y Lars temió haber ejecutado mal la última parte del rito de invocación. Si ese era el caso, estaba condenado. El Kraken lo devoraría sin dudarlo y sus hermanos habrían fracasado por su culpa en la búsqueda del Gran Uktena incluso antes de que ésta hubiera llegado a empezar. Una docena de tentáculos surgieron entonces desde debajo de las aguas, confirmando sus peores temores. Sin embargo, pronto pudo escuchar una voz, grave y ahogada, que estuvo a punto de hundir su coraje.

-¿QUIÉN ERES?

-Soy Lars, Theurge de la tribu Fenris-, osó responderle, intentando mostrar mayor confianza de la que sentía en esos momentos.

-ERES UNA CRIATURA PEQUEÑA Y MUY OSADA. ¿CÓMO TE ATREVES A INVOCARME?

-Yo... necesito uno de tus ojos para seguir una búsqueda del Gran Uktena.

Los tentáculos azotaron el aire en ese mismo momento, como lo harían las lenguas de las serpientes para olfatear el aire. Uno de ellos se enroscó en la base del peñasco, haciendo temblar toda la roca.

-¿QUIERES UNO DE MIS OJOS? ¡TENDRÁS QUE GANÁRTELO!

-¿Cómo?-, preguntó Lars temblando.

-INTENTA QUITÁRMELO. SI SOBREVIVES, SERÁ TUYO...

-¡No!-, aulló Lars. -¡No sería un desafío digno de ti!

-¡NO IMPORTA! ¡TE DEVORARÉ DE TODAS FORMAS!

-¡No!-, gritó Lars desesperado. -¡Espera, espera! Todos conocen tu poder destructor, pero pocos se atreven a desafiar tu intelecto... ¿No es cierto? Permíteme... permíteme... intentar lo imposible: tratar de derrotarte en un concurso de enigmas. ¿Al mejor de tres?

-JA, JA, JA, JA, JA, JA.

Las carcajadas del Kraken sacudieron las olas, rompiendo su cadencia y envía chorros de agua en todas las direcciones. Lars tuvo que volver a pegar su cuerpo sobre el peñasco para no salir disparado cuando una ráfaga de agua lo azotó de golpe.

-PEQUEÑA CRIATURA EMBUSTERA... ¿PRETENDES ENGAÑARME?

-¿Cómo podría engañar a Kraken, el Destructor? ¿Manipular yo al sabio Kraken? ¡Nunca! Pero me obligas a intentar una acción desesperada para conservar mi vida. Está claro que perderé contra ti en un desafío de enigmas, pero... ¿qué otra opción tengo?

-SÍ, PERDERÍAS DE TODOS MODOS... AUNQUE QUIERO DIVERTIRME CON TUS PENOSOS ESFUERZOS. ¡VAS A SER EL PRIMERO EN SER DERROTADO POR MI SABIDURÍA!

-Acepto mi destino... pero deberías darme una pequeña esperanza... para que te ofrezca una verdadera diversión.. ¿Juras que me darás tu ojo y me dejarás irme con vida en el improbable caso de que te derrote?

-LO JURO, LO JURO, PEQUEÑA CRIATURA ESTÚPIDA. ¡EMPECEMOS!

A pesar de su gran intelecto y de la sabiduría que le fueron concediendo los años, Lars estuvo a punto de perder su desafío. Por contra, aunque Kraken que era un espíritu de destrucción, sus enigmas y acertijos se referían al reino marino, un dominio que Lars conocía vagamente. A su modo, el Theurge devolvió el guante con los misterios del mundo terrestre y de la cultura humana, provocando la furia irracional del espíritu.

Por tanto, ninguno de los dos logró salir victorioso en los primeros tres enigmas del desafío. A la primera tanda de tres, siguió otra y luego otra, hasta que Lars perdió la cuenta de cuántos acertijos se habían dicho esa noche. Su fatigada mente luchó contra el cansancio y el sueño, intentando hallar sentido a las palabras del espíritu y buscar sus propias preguntas sin respuesta. Sin embargo, a medida que Selene empezó a alejarse en la bóveda celeste, el Theurge se percató de que Kraken parecía estar más inquieto y que sus enigmas se volvían menos complejos. "Su fuerza reside en la oscuridad", se percató Lars. Una pequeña llama esperanza brilló temerosa en el fondo de su corazón al darse cuenta de que podía ganar el desafío.

Kraken se volvió más irritable e impredecible a medida que los primeros rayos de Helios llamearon en los cielos de la Umbra. Había fallado los últimos acertijos de Lars, mientras que el Garou había acertado dos veces. Una más y habría ganado. "Todo depende de una sola pregunta", se dijo Lars temblando.

-¿CUÁL ES LA ARMADURA FAVORITA DE LOS MARES?

Lars permaneció en silencio absorbiendo la pregunta, interiorizándola y recorriendo con su mente todas las posibles respuestas que se le iban ocurriendo: la concha de las tortugas, las espinas... ¡Las escamas de los peces!

-¿Las escamas?-, preguntó dubitativo.

Un rugido frustrado atronó en el agua. Los brazos sacudieron con violencia las olas, sin causar grandes destrozos a pesar de todo. El espíritu había perdido la mayor parte de su fuerza así como su agudeza con la aparición de Helios.

-¡Cumple tu palabra! ¡Cúmplela!

La inmensa sombra de Kraken comenzó a moverse lentamente para huir de su derrota, arrastrando sus tentáculos bajo la superficie del agua. Sin embargo, uno de ellos emergió durante unos segundos, aferrando un orbe lechoso de aspecto malsano. Con un último gesto de despecho, Kraken arrojó su ojo a las rocas del acantilado y se sumergió en las profundidades marinas en el momento justo en que la corona de Helios comenzaba a asomar en el horizonte.

viernes, 17 de mayo de 2013

ESPECIAL ANIVERSARIO II


La segunda parte de esta celebración de aniversario estará dedicada a algunas de las máscaras que han ido apareciendo en las partidas de Hombre Lobo el Apocalipsis de este blog. Como viene siendo habitual, dichas imágenes han sido extraídas de varios libros: Hombre Lobo: el Apocalipsis, el Libro del Wyrm, Rito de Iniciación Alianza Oscura: Vancouver. Confío en que gusten tanto a los veteranos del género como a los neófitos que están empezando a dar sus primeros pasos por el mundillo rolero.

Alberich
Este vampiro de aspecto tan horroroso, a la par que marcial, está al mando de las sanguijuelas que protegen a Necross y su Gran Biblioteca, oculta en algún lugar bajo las calles de Vancouver.

Ancianos Wendigo
Son los cinco Garou, uno por cada Auspicio lunar, que lideran al Clan del Lobo Invernal. Creyendo que los Ancianos del Clan del Pacto habían sido responsables de la muerte de sus cachorros antes de los ritos de iniciación, decidieron castigar a los cachorros de la futura manada de las Cinco Garras de Gaia, expulsándolos de los territorios de su clan y dejándolos expuestos a los peligros de una feroz ventisca invocada por el Gran Wendigo.

Azaera (Danzante de la Espiral Negra)
Esta poderosa Danzante de la Espiral es la responsable de la muerte de Mata-Parientes en la mina a cielo abierto donde se hallaba oculta la prisión de Narlthus. Enloquecida más allá de la razón por sus sueños de poder y gloria, no descansará hasta haber liberado a todas las Garras del Wyrm.

Bill (Gurahl)
De aspecto hosco y rudo, este ermitaño invitó a los cachorros a descansar en su hogar. La generosa ayuda de su misterioso anfitrión, que resultó ser en realidad un hombre oso, les ayudó a sobrevivir a la peligrosa ventisca invocada por los Wendigo.

Brenda Dooly (Fianna)
Este Ahroun es el líder indiscutido de los Fianna de Vancouver y representa a su tribu en el Consejo de los Ancianos del Clan del Pacto. A pesar de su fuerte temperamento, fue lo suficientemente inteligente para percatarse de que la tregua con los vampiros permitía a los Garou tener una influencia indirecta sobre los humanos mayor de la que podrían conseguir por medios normales, razón por la cual se opuso al supuesto Sacerdote-de-Gaia desde el principio.

Cambio de forma
Un Garou puede adoptar cinco formas a voluntad. En esta imagen se aprecia perfectamente las transformaciones y cambios que sufre su cuerpo, desde la forma Homínida, a la Glabro (de hombre primitivo), Crinos (forma de guerra mitad humana, mitad lobuna), Hispo (de lobo cavernario) y, finalmente, Lupus.

Cathy Saynesbury (Caminante Silenciosa)
Esta joven Ragabash fue la mentora de Faruq durante sus pruebas de Auspicio y es la representante de su tribu en el Consejo de los Ancianos del Clan del Pacto, a pesar de su inmenso amor por los viajes. Se opuso desde el principio a los discursos de Guttooth, pero el escaso peso de su tribu hizo que sus advertencias cayesen muchas veces en saco roto.

Consejo Garou
Los consejos son acontecimientos muy importantes para la Nación Garou. Normalmente se celebran en las noches de luna llena, salvo en caso de emergencia. Aunque la naturaleza exacta de cada consejo varía dependiendo de la tribu o tribus implicadas, todas comparten una serie de rasgos en común; en estas reuniones, los Garou renuevan sus vínculos con los espíritus, recitan solemnes juramentos de lealtad, conocen las hazañas y las infamias de sus iguales, escuchan las historias de sus héroes más venerados, y obedecen a sus líderes y Ancianos.

Coros (Uktena)
Esta Galliard es la líder de los Uktena de Vancouver y representa a su tribu en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. Silenciosa y enigmática, su postura en las cuestiones más importantes suele ser un enigma incluso para otros Uktena como ella.

Danzantes de la Espiral Negra
Los Danzantes de la Espiral Negra son los Garou caídos que han sucumbido ante la corrupción del Wyrm. Aunque tienen su origen en la tribu desaparecida de los Aulladores Blancos, reclutan activamente entre las filas de todas las tribus de la Nación Garou y no tienen ningún tabú respecto a los metis.

Fomori 1
Cuando una Perdición del Wyrm posee el cuerpo de un humano, las esencias de ambos seres se funden en una amalgama nauseabunda, con una variedad casi infinita de poderes y rasgos antinaturales.

Fomori 2
Más ejemplos de estas criaturas malignas e inmundas, que están completamente dominadas por las ansias blasfemas de los espíritus malignos que poseen sus cuerpos.

Guttooth (Señor de la Sombra)
El autodenominado Sacerdote-de-Gaia rompió en pocos meses las rutinas de los Garou del Clan del Pacto de Vancouver, al predicar la guerra abierta contra las sanguijuelas y la humanidad. Sus planes, tal y como los había concebido, fracasaron cuando las Cinco Garras de Gaia descubrieron su conspiración con algunas sanguijuelas de Vancouver. A pesar de sus esfuerzos, las consecuencias de los actos del Sacerdote-de-Gaia provocaron una guerra despiadada entre Garou y sanguijuelas que todavía no ha concluido.

Illana
Esta salvaje vampiresa de más de mil años de antigüedad ayudó en vano a las Cinco Garras de Gaia para intentar detener la escalada bélica entre vampiros y hombres lobo. No obstante, gracias a sus confidencias, los Garou descubrieron indirectamente el complot que se estaba gestando para poner fin a la tregua entre ambas especies.

Jacques Lapointe (Contemplaestrellas)
Este Philodox es el único miembro permanente de su tribu en la Columbia Británica y ocupa un puesto de honor en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. A pesar de su origen metis, la mayoría de los Garou de Vancouver respetan su agudo intelecto y su extraordinaria sabiduría.

Jim George (Wendigo)
A pesar de su juventud, este Ahroun es el líder de los Wendigo de Vancouver y ocupa un puesto en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. Es una apasionado defensor de la unión de todas las tribus de la Nación Garou, lo que en ocasiones le enfrenta con los Wendigo más tradicionales, que todavía consideran al hombre blanco y las tribus europeas como los Portadores-del-Wyrm.

Kyle
De aspecto chulesco y engreído, este vampiro es uno de los peones favoritos de Stalest. Ella lo utilizó como intermediario con los hombres lobo de Guttooth antes de que las tensiones entre ambos se rompiesen definitivamente.

Lucas Kawecki (Señor de la Sombra)
Eterno enemigo de los Colmillos Plateados, este infame Ahroun es el Margrave de los Señores de la Sombra de Vancouver y ocupa un asiento en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. Corren cientos de rumores, a cada cual más siniestros, sobre su implicaciones en la conspiración de Guttooth, aunque no se ha presentado prueba alguna que pueda validar estas acusaciones.

Mira-Lejos (Garra Roja)
Esta Philodox es la líder de las escasas Garras Rojas que moran en las montañas vecinas a Vancouver y ocupa un asiento en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. A diferencia de la gran mayoría de Garou de su tribu, defendía la conveniencia de la tregua con las sanguijuelas y los humanos, lo que la enfrentó en numerosas ocasiones a sus hermanos más violentos. No obstante, guardó para sí sus opiniones durante el juicio contra Guttooth, lo que despertó las suspicacias de muchos de sus pares.

Montgomery Abercorn (Colmillo Plateado)

Este Ahroun es el líder indiscutido de los Colmillos Plateados de Vancouver y ocupa un asiento en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. Extraordinariamente respetado por su honradez y su sabiduría, se le considera el artífice de la tregua con los vampiros. Sin embargo, su posición política se ha debilitado considerablemente desde el comienzo de la guerra entre ambas especies sobrenaturales.

Narlthus
La Garra del Wyrm conocida como Narlthus yace aprisionada en una piedra celeste, un meteorito que fue encontrado por casualidad, milenios más tarde, en una mina canadiense a cielo abierto. Las Cinco Garras de Gaia consiguieron hacerse con él en Toronto para luego entregar su custodia al Contemplaestrellas Accolon.

Necross
La mente de este poderoso pero esquizofrénico vampiro está fragmentada más allá de toda salvación, albergando todo tipo de personalidades inestables y contradictorias. Dado que su influencia podía extenderse más allá de los siniestros muros de la Gran Biblioteca, las Cinco Garras de Gaia intentaron conseguir desesperadamente su ayuda para poner fin a la escalada bélica entre hombres lobo y vampiros.

Nelson Chang
Este Ahroun es el Brazo de la Diosa de los Hijos de Gaia que residen en Vancouver y ocupa un asiento en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. Una vez que estalló la guerra entre Garou y vampiros, continuó predicando sin éxito la paz entre las dos razas sobrenaturales.

Olga Norquist (Furia Negra)
Esta Ahroun es la líder indiscutida de las Furias Negras de Vancouver y ocupa un asiento en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. Durante la crisis provocada por Guttooth, aconsejó públicamente cautela y siempre defendió la paz. No obstante, guardó silencio durante el juicio del Señor de la Sombra, por lo que muchos Garou sospecharon de sus verdaderas intenciones.

Padre Isaac (Roehuesos)
Este mendigo es un Galliard y el líder de los Roehuesos de Vancouver, por lo que ocupa un asiento en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto, a pesar del desagrado que ello provoca en algunos líderes. Fue un firme defensor de la paz con los humanos y la tregua con las sanguijuelas.

Rex
Este pequeño vampiro fue la clave que permitió a las Cinco Garras de Gaia descubrir la reunión secreta de líderes de la conspiración que pretendía poner fin a la tregua entre vampiros y Garou.

Roger Daly (Morador de Cristal)
Este Theurge fue el líder indiscutido de los Moradores de Cristal de Vancouver y ocupaba un asiento en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. Desde el principio y hasta sus últimos días, fue un firme defensor de la tregua con los vampiros para que los Garou pudiesen centrar su atención en los planes más peligrosos del Wyrm.

Stalest
Esta astuta vampiresa es una conspiradora nata. Trató de hacerse con el Principado de Vancouver provocando el fin de la tregua entre vampiros y hombres lobo. Aunque no llegó a conseguir derrocar a Sigfried, consiguió una guerra más allá de sus expectativas.

Stefan Ewald (Camada de Fenris)
Este Ahroun es el Jarl indiscutido de los Fenris de Vancouver y ocupa un asiento en el Consejo de Ancianos del Clan del Pacto. Fue un firme defensor de la tregua con las sanguijuelas, hasta que el Sacerdote-de-Gaia provocó la crisis que conduciría a la guerra. A partir de ese momento, su posición pública no quedó tan clara, por lo que hay muchas sospechas murmuradas en voz baja acerca de su posible participación en los sucesos recientes.

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Y así concluye este especial de aniversario. Espero que haya proporcionado un poco de color y forma a tanto texto, pero si opináis que faltan más imágenes, o que tenéis otras que representan mejor a éste o aquel personaje, podéis enviarlas al correo electrónico que figura en mi perfil. Prometo añadir en estos posts commerativos las que se ajusten a la narración de las partidas jugadas.

Por último, quiero dar las gracias a todas las personas que me seguís, a diario o de vez en cuando. Sin vosotros/as, Desde la ciudad de las máscaras no tendría ningún sentido. Gracias por vuestros consejos y, por su puesto, vuestro apoyo incondicional.

El próximo lunes seguiré contando las gestas de las Cinco Garras de Gaia. Os aconsejo que no os las perdáis.

jueves, 16 de mayo de 2013

ESPECIAL ANIVERSARIO I


Así es. Tal día como hoy, hace exactamente un año, Desde la Ciudad de las Máscaras comenzó su lenta andadura que perdura hasta la actualidad. Hicieron falta, eso sí, varias tentantivas y proyectos previos que, si bien no consiguieron en su momento salir a flote, desde luego permitieron dar forma a este blog lleno de recuerdos, ilusiones y, como no, mucho entretenimiento.

No obstante, confieso que me quedé bastante bloqueado respecto a la idea de cómo celebrar este evento. Era consciente de que muchos blogs realizan sorteos de productos diversos, o responden directamente a las preguntas de sus lectores, por citar algunos pocos ejemplos. "¿Qué puedo hacer?", me preguntaba yo cada vez más agobiado a medida que se acercaba la fatídica fecha del aniversario.

La respuesta, como suele pasar en estos casos, siempre había estado delante de mis mismas narices, pero estaba demasiado ofuscado para percatarme de ello. Para mi completo asombro, llegó este último fin de semana en unas circunstancias que nada tenían que ver con el rol ni este blog. "Las máscaras", pensé confuso, sabiendo que estaba acercándome a la solución de mi pequeño "problema" pero sin llegar a entrever del todo la línea de meta. En este blog, las máscaras son los personajes ficticios que pueblan nuestro escenario lúdico. "¿Por qué no mostrarlas de un modo más visual?", me dije hurgando más y más en la idea. Eso era. Este aniversario podría permitirme rescatar algunas viejas imágenes de esos libros mohosos y mostrarlas a las abnegadas personas que siguen todos mis posts.

Por supuesto, tuve que hacer una selección previa de imágenes y retratos. Esa tarea llevó más tiempo de lo que creía en un principio. Los libros de White Wolf están repletos de imágenes de todo tipo. Como os podréis imaginar, la primera tanda de selección se me fue de las manos. Como un niño emocionado, fui cogiendo de aquí y allí, hasta que descubrí que tenía simplemente demasiadas, así que tuve que hacer una nueva selección de la selección... y luego otra más.

A partir de ese paso, fue sencillo continuar hacia delante y creo que el resultado será completamente satisfactorio para todos los gustos. Hoy comenzaré esta pequeña muestra con las máscaras que han participado en los sucesos "vividos" en Vampiro Edad Oscura. Estas imágenes han sido obtenidas de los libros Crónicas de Transilvania I: Mareas Oscuras, la Casa Tremere y Transilvania Nocturna, y su orden de aparición es meramente alfabético (y no cronológico). Espero sinceramente que disfrutéis de este pequeño espectáculo.

Anatole (Malkavian)
Amante de Lucita, diabolista, estudioso de la mitología Cainita, santo, monstruo... El futuro Profeta de la Gehena es todas esas cosas y muchas más, pero siempre actuó con justicia respecto a Dieter, afortunadamente.

Celestyn (Tremere)
Responsable de la biblioteca de Ceoris, pudo haber sido un excelente confidente de Dieter si las circunstancias hubiesen sido otras. Su misteriosa desaparición sólo presagió malos augurios para toda la Casa Tremere.

Therimna (Tremere)
Sus conspiraciones estuvieron a punto de hacer caer la red de influencias extendida por los Tremere en los reinos cristianos orientales, aunque, cuando temió ser descubierta, utilizó a los Tzimisce para intentar deshacerse del propio Dieter.

Etrius (Tremere)
Señor de la Capilla de Coeris y uno de los discípulos más allegados del propio Maestro Tremere, su mortífera enemistad con Goratrix lo convirtió en un antagonista imbatible, que amenazó con arruinar cada éxito del joven Tremere.

Curaferrum (Tremere)
Siempre vigilante para informar fielmente a su señor, el Castellano de Ceoris fue poco más que una molestia durante las breves estancias de Dieter en la capilla más importante de los Tremere en esa época.

Dominico (Brujah)
Este antiguo guerrero de furia incontrolable estuvo a punto de destruir a Dieter cuando se dirigía a Buda-Pest. Por fortuna, eligió al Tremere como mensajero ante sus superiores en lugar de empalarlo y dejar que el sol hiciese su trabajo. Una verdadera suerte, dadas las alternativas...

Dragomyr Basarab (Tzimisce)
El hermano trastornado de Sherazhina, este vástago de noble linaje, se convirtió en un insospechado peligro para el joven Tremere y todos los Cainitas de Alba Iulia durante los peores años de la llamada Revuelta Anarquista.

Esoara (Tremere)
Enormemente grande y mortífero en el manejo de su letal hacha a dos manos, el Señor de la Guerra de Ceoris fue una visión agradable de contemplar después de los peligros encontrados en los caminos desde Buda-Pest.

Garinol (Capadocio)
Sacerdote de las Cenizas y antiguo erudito, fue un aliado inesperado en la ciudad de Praga. Sus sabios consejos ayudaron al joven Tremere a hacer las paces con el Altísimo y deshacer la maldición de Kupala que pesaba sobre él.

Jervais (Tremere)
Cosechador de Vis de Ceoris y hábil diplomático de la Casa y el Clan Tremere, el sire de Dieter ocultaba un  auténtico monstruo, que se deleitaba con las crueldades más refinadas y las atrocidades más sangrientas. Su joven aprendiz nunca se recuperó del todo de su exigente tutela.

Lucita de Aragón (Lasombra)
Hermosa e inteligente más allá de toda explicación, su breve encuentro en el Paso de Tihuta impresionó en gran medida al joven Dieter, que aprendió a temer los mejores méritos de los Cainitas del clan Lasombra.

Malgorzata (Tremere)
Chiquilla de Goratrix y sire del sire de Dieter, fue otro de los monstruos que moraban en las sombras de la capilla de Ceoris. Ayudó únicamente al joven Tremere por razones políticas y siempre trató de implicarlo en sus peligrosas conspiraciones. Al contrario que Jervais, Dieter siempre logró escapar de sus peligrosas ambiciones.

Mitru el Cazador (Gangrel)
El Príncipe de Klausenburg fue un bandido y saqueador de la peor especie, que asaltó la caravana del joven Tremere en su viaje al Paso de Tihuta. Afortunadamente, Mitru huyó acobardado ante la manifestación de los poderes sobrenaturales de Dieter en esa ocasión.

Myca Vykos (Tzimisce)
Una extraña relación unía a Dieter con este Cainita. Sabio erudito, aliado ocasional y peligroso enemigo el resto del tiempo, su "amistad" demostró ser fascinante y cautivadora al mismo tiempo. De alguna forma, Dieter no se sorprendió en absoluto al comprobar que iba a ser quien lo conduciría a su triste final.

Octavio (Malkavian)
Dios para unos, profeta para otros y loco peligroso para el resto, Octavio se convirtió en un mal augurio para todos los Cainitas transilvanos. Muchas de sus profecías demostraron ser ciertas, al menos aparentemente, aunque Dieter terminó descubriendo sus oscuros vínculos con los adoradores de Kupala.

Radu (Tzimisce)
El Príncipe de Bistria nunca perdonó al joven Tremere, por haberlo engañado y cometido Amaranto sobre su chiquillo Yulash. No obstante, el destino quiso que este antiguo y refinado Tzimisce siempre tuviese que afrontar otras preocupaciones que las que podía representar un joven Tremere en sus tierras, lo que con seguridad salvó temporalmente a Dieter de un destino peor que la muerte.

Sherazhina Basarab (Ventrue)
Dieter salvó a esta hermosa joven de ser vendida como esclava en el principal mercado Pest. Aquel encuentro fortuito dejó unas profundas marcas en el joven Tremere y las crueles garras del amor se ensañaron con él por primera vez en su existencia. A pesar de que Dieter la obligó a volver a su casa por temor a dañarla o convertirla en un engendro no muerto, Sherazhina se puso en contacto con él siglos después, convertida en Cainita por un noble Ventrue, para retomar en secreto el amor que siempre les había unido.

Vencel Rikard (Ventrue)
El Príncipe de Buda-Pest jugó un papel de primer orden en la diplomacia de los reinos cristianos orientales y las cortes de importantes Cainitas en nombre de su sire Bulscu. No obstante, su posición era más precaria de lo que parecía a primera vista: Dieter terminó descubriendo sus tratos dobles con los Tzismice y los emergentes Tremere.

Yorak (Tzimisce)
El Sumo Sacerdote de la Catedral de Carne es toda una leyenda entre los suyos. Artífice del ser imposible al que dio forma y propósito, convirtió su obra en un templo para todos los Tzimisce seguidores del credo Metamorfosista. Para su eterna desgracia, Dieter terminó sus días descubriendo el origen de la fascinación de los Demonios por la gran criatura de Yorak.

Zelios (Nosferatu)
Este arquitecto y geomante diseñó una red mágica con el objetivo de atrapar el poder del demonio llamado Kupala y aprisionarlo para toda la eternidad. A pesar de que tardó en confiar sus planes a Dieter, el joven Tremere ayudó al arquitecto a inscribir las runas mágicas en la fortaleza de Tihuta, el castillo Basarab y las mismas murallas de la capilla de Ceoris.