lunes, 21 de octubre de 2013

CANCIÓN-OCULTA (6 - 3)

Algún reino de la Umbra Media

Canción-Oculta observó con silencioso disgusto el paisaje que los rodeaba. Una sucia llovizna caía sin tregua desde un cielo oscuro e inmisericorde sobre colinas llenas de matorrales muertos y barro enfangado. No parecía haber nada excepcional que perturbase la serenidad del joven Philodox de los Colmillos Plateados, pero sus otros sentidos se veían atacados por cientos de pequeños detalles inquietantes.

Su olfato percibía fuertes hedores que competían entre sí por revolverle las tripas. Por un lado, creía distinguir el característico olor de la carne quemada, muy parecido al de una parrilla, pero con una terrible intensidad. La sensación iba y venía, sustituida a ratos por pesados hedores a azufre, productos tóxicos y otros productos más infames. No obstante, el alfa de las Cinco Garras de Gaia estaba más preocupado por los lejanos sonidos que percibía con sus oídos. Parecían ecos distantes, truenos de una lejana tormenta, pero en realidad eran cientos, no miles, de gritos agónicos.

-No os separáis-, ordenó sin necesidad a sus hermanos, al tiempo que comenzó a dar sus primeros pasos en ese nauseabundo reino de la Umbra.

Sus pesados pasos en forma Crinos provocaron inmediatamente leves hundimientos en el suelo de la colina y el característico sonido de cientos de huesos astillándose al verse sometidos a una presión imposible. Canción-Oculta se quedó completamente quieto, asustado, y sus hermanos de manada hicieron lo propio. Daba la sensación de que la colina estuviese formada por barro y cientos de cadáveres... como si se tratase de una siniestra fosa común. Raimorantha confirmó sus peores sospechas cuando excavó unos segundos en el barro que yacía bajo sus patas lobunas, hasta dejar al descubierto unos huesos que todavía conservaban trozos de carne putrefacta unidos a ellos.

-¿Dónde estamos, Lars?-, preguntó Crow.

-En el parque de atracciones favorito del Wyrm-, se apresuró a responder Faruq mientras el Theurge consultaba de nuevo la brújula-fetiche. Su broma de mal gusto únicamente le ganó una mirada reprobatoria de todos los presentes.

-No lo sé-, reconoció finalmente el Theurge, -pero el Ojo no indica ninguna dirección.

-Me lo temía-, gruñó Crow huraño.

Canción-Oculta no podía culparlo. El Ahroun Fianna no temía a ningún enemigo, pero estaba claro que este lugar le provocaba escalofríos. Igual que a él. Y para colmo, el tótem espiritual de su manada había desaparecido tan sólo unos instantes antes de llegar a este lugar, como si lo hubiese evitado a propósito, aunque bien mirado, había hecho exactamente lo mismo en el Campo de Batalla.

-Entonces tendremos que explorar un poco por nuestra cuenta-, dijo intentando ignorar sin éxito el nuevo crujido de huesos y la succión del fango provocada por sus pies al avanzar de nuevo. Se moría de ganas de dejar atrás esa endiablada colina.

El viaje a través de la Umbra no había sido precisamente tranquilo. Cuando Selene brillaba en lo alto de la bóveda celestial, habían recorrido las Sendas Lunares siguiendo las instrucciones de Lars, que a su vez, interpretaba las indicaciones de su brújula-fetiche, y habían descansado en lugares tranquilos cuando le llegaba el turno de gobernar en los cielos a Helios. Por fortuna, la Incarna había dejado atrás sus facetas más sombrías, revelando el equilibrio subyacente en la media luna.

No obstante, su viaje no había carecido de imprevistos peligrosos. Durante la primera noche, un grupo de espíritus menores del Kaos de múltiples colores y formas cambiantes, les habían seguido, distrayéndoles y molestándoles siempre que podían con sus juegos sin sentido. La manada había tratado sabiamente de ignorarlos, pero cuando los pequeños espíritus empezaron a congregarse a su alrededor hasta el punto de no poder entrever con seguridad el camino que estaban siguiendo, se vieron obligados a ahuyentarlos con fieros aullidos y golpes que no pretendían hacerles verdadero daño.

En otra ocasión, repentinas ráfagas de fuertes vientos umbrales habían amenazado con expulsarlos de las sendas conocidas. Faruq y él estuvieron a punto de volar por los aires de esa forma, de no haber sido por los esfuerzos de Raimorantha y Susurros-del-Pasado, que lograron cogerlos antes de que fuese demasiado tarde. Gracias a Gaia, ambos Garou estaban lo bastante cerca de ellos para salvarlos en ese justo momento. De otro modo, Canción-Oculta no quería pensar en la suerte que hubiesen corrido.

Este último suceso había puesto un fin definitivo a sus recelos naturales con el Señor de la Sombra. "Ya es uno de los nuestros", reflexionó orgulloso unas horas después cuando lo vio discutir con Crow y Faruq por una tontería sin sentido. "Ha abandonado las peligrosas costumbres de su tribu y se ha convertido en un hermano de pleno derecho de nuestra manada."

Cuando llegaron a lo alto de la colina, descubrieron un paisaje más desolador que cualquier otro que hubiesen podido concebir sus mentes. Mirasen donde mirasen, las lluvias y los pequeños cúmulos de vapores nocivos no dejaban entrever nada más que el contorno de nuevas colinas enfangadas. El lejano coro de gritos se vio interrumpido por un brusco estrépito, provocado por un desprendimiento que partió de una de las elevaciones más cercanas a su derecha. El deslizamiento de barro dejó a su paso un retal macabro de huesos y cadáveres podridos claramente humanos en unos pocos segundos. Casi al mismo tiempo, un hedor dulzón a descomposición abrumó a todos ellos.

Raimorantha fue el primero en sobreponerse a la impresión y empezar un cuidadoso descenso por la pendiente en la que se encontraban. El resto lo siguió en silencio conteniendo las arcadas. En la lejanía, los gritos distantes recuperaron su cadencia y ganaron intensidad. Parecía que los propietarios de esos gritos estuviesen sufriendo una agonía atroz, pero el número, la escala pura de ese sufrimiento, desbordaba toda lógica. "En el nombre de Gaia, ¿qué está pasando aquí?", se preguntó el Colmillo Plateado.

-No deberías preguntarle a Ella. Este lugar no le pertenece precisamente-, replicó con sarcasmo la voz invisible que lo había acompañado desde su más tierna infancia. Canción-Oculta preparó sus defensas mentales para un nuevo asalto de su maldición particular, pero la voz permaneció callada, a la espera, y eso le causó más angustia que cualquier abuso o recriminación que hubiera podido sufrir de su parte, porque intuía que sólo estaba aguardando, lista para saltar en el peor momento posible.

El Philodox abandonó sus sombrías reflexiones cuando se percató que Raimorantha se había detenido al pie de la colina, con la cabeza ladeada hacia la izquierda y las orejas alzadas. Cuando se concentró en aislarse de sus miedos para intentar averiguar que había sobresaltado al Fenris, descubrió una voz humana, masculina, que apenas se oía por encima de los gritos. Estaba cerca de su posición y, aunque queda, parecía estar cantando...

-And you give yourself away/ and you give yourself away/... and you give/ and you give/... and you give yourself away.

Aquella canción reabrió viejas heridas emocionales en el interior de Canción-Oculta, que, conmocionado, permaneció inmóvil durante unos segundos, como si hubiese quedado petrificado por una poderosa maldición.

-No, no, no...-, murmuró con voz queda.

-¿Qué te pasa?-, le preguntó Lars preocupado.

No logró entender del todo lo que el Fenris le estaba preguntando, pero recuperó por completo de dominio de sí mismo. "No puede ser", se dijo a sí mismo para darse ánimos. "Yo mismo maté a ese jodido psicópata en Vancouver". No obstante, la canción prosiguió felizmente ajena a sus protestas:

-My hands are tied/my body bruised.

Canción-Oculta salió corriendo en ese momento. Sus hermanos de manada lo siguieron inmediatamente, sin perderlo de vista. El corazón le latía atronador con la fuerza de un volcán en erupción. La rabia y el miedo que lo inundaban en esos momentos fueron suficientes para ignorar los crujidos de los huesos y la succión del fango. Tan concentrado estaba en la carrera contra sus miedos imposibles que no se dio cuenta de que Raimorantha y Faruq se habían puesto prácticamente a su lado, protegiendo sus flancos en caso de un ataque por sorpresa, mientras el resto trataba de alcanzarlos.  El origen de la voz cada vez estaba más cerca. Unos metros más y lo alcanzarían. Canción-Oculta no fue consciente de que había preparado sus afiladas garras para cuando llegase ese aterrador momento.

-She's got me with/nothing to win and/nothing left to lose.

Por fin, llegó al otro extremo de la colina. Tal y como temía, la voz procedía de un hombre que debía estar muerto. Sólo tuvo que fijarse en su contorno familiar para darse cuenta de que por imposible que pareciese, era él. Sabía que tenía el rostro y el cuero cabelludo cubiertos de pequeñas cortes que se debía haber provocado con el sangriento filo del cuchillo que manejaba con su mano derecha. Sabía que sus ropas estaban hechas jirones y cubiertas de sangre. Y sabía lo que le estaba haciendo a su víctima, una pobre joven de unos dieciséis años. Ya había visto todo eso, en el recinto ferial de la Expo de Vancouver.

-With or without you/ with or without...

No obstante, estaba claro que todavía no lo había visto todo. Esta vez aquel hijo de puta bastardo había tenido tiempo suficiente para hacer su trabajo sin interrupciones y su víctima estaba ya en un estado irreconocible. Completamente desamparada en el fango bajo la lluvia sucia que caía sobre ellos, la joven eran un amasijo de músculos y cartílagos descubiertos. Su piel había sido despellejada centímetro a centímetro por el hábil trabajo de carnicero de su torturador. Y lo peor de todo era que ella estaba gritando. Al contrario que lo que había pasado en Vancouver, esa joven estaba siendo completamente consciente del sufrimiento infernal que estaba padeciendo.

Esa fue la gota que desbordó el escaso autocontrol que todavía mantenía sobre sí mismo. Cayó sobre ese malnacido como la sombra de una tormenta y lo apartó de su víctima con un poderoso barrido de su brazo. El hijo de puta aulló sorprendido mientras caía bruscamente al fango. Raimorantha aferró su tobillo con los colmillos, pero Canción-Oculta lo apartó violentamente. Sin dejar de gritar, el hombre intentó alejarse inútilmente, arrastrándose por el fango con auténtica desesperación. Canción-Oculta lo agarró por el tobillo herido y lo atrajo hacia él sin mostrar  ninguna clase de esfuerzo. Después atravesó su cuerpo con una garra, clavándolo en el suelo como si fuese un simple insecto. Siguió descargando toda su rabia sobre él, golpe tras golpe, incluso después de que el hombre hubiese dejado de gritar...

-.-

Cuando recuperó el dominio de sí mismo, lo único que quedaba del psicópata era un amasijo irreconocible de sangre y huesos.

-Enhorabuena. Has realizado tu propia donación a este lugar-, celebró la voz invisible de su cabeza. El Philodox que había en él no encontró ninguna respuesta ingeniosa con la que defenderse. Tenía las pruebas ante sus mismos ojos. -Eres una criatura del Wyrm. Todos los metis lo sois-, aulló la voz en su interior. -La Espiral Negra te espera impaciente, Canción-Oculta. ¡Entrégale tu alma!

-¿Estás mejor?-, le preguntó Crow mientras apoyaba con precaución la mano en su hombro, en un claro gesto de apoyo que lo sacó de su turbación.

-Eso creo-, respondió él intentando concentrarse en sus hermanos. -Me he dejado llevar por la ira... y casi me vuelvo loco... ¿Y la chica? ¿Cómo está?

-Muerta-, respondió Faruq sombrío. -Estuvo retorciéndose de dolor durante unos segundos y luego murió repentinamente cuando mataste a su torturador, como si le hubiera dado un ataque. No logro entenderlo-, confesó impotente.

Canción-Oculta se apartó de Crow, asintiendo levemente con la cabeza. Dio un par de pasos en su dirección, obligándose a mirar el cadáver con sus propios ojos. A pesar de la tortura que había sufrido, sus ojos estaban intactos, reflejando a la perfección cada fragmento de dolor que le habían infligido.

-Voz-de-Plata y yo la salvamos en la Expo de Vancouver-, murmuró el Philodox. -¿Por qué aquí no pudimos conseguirlo?

-Tal vez sólo haya sido un engaño-, aventuró Susurros-del-Pasado.

-Es posible-, lo apoyó Lars. -El Wyrm tiene muchos recursos a su disposición para atacarnos y está claro que este lugar le pertenece.

Raimorantha, que debía estar irritado por el trato recibido segundos antes por parte del Colmillo Plateado, gruñó amenazador al escuchar el nombre del enemigo ancestral de la raza Garou. Incluso el fiero guerrero Fenris tenía los nervios a flor de piel, como todos ellos.

-En cualquier caso, debemos seguir explorando-, intervino Crow. -No averiguaremos nada nuevo quedándonos parados como idiotas.

-Vale, pongámonos en marcha-, concedió Canción-Oculta. Su voz había ganado más seguridad y firmeza gracias a la reconfortante compañía de sus hermanos de manada, dejando atrás las insidiosas tentaciones de su creciente locura.

jueves, 10 de octubre de 2013

BLACK CRUSADE


Se dice que la industria de los juegos de rol está viviendo un nuevo periodo de expansión gracias a la aparición de nuevas empresas y títulos, que han logrado hacerse un hueco en un entorno muy competitivo. Las nuevas tecnologías parecen haber hecho mucho por ayudar en esta tendencia, en términos de marketing, promoción y comunicación directa dentro la comunidad de jugadores, aunque también son muchas las voces enervantes que sólo parecen ver pérdidas de beneficios y piratas sin escrúpulos en este inmenso océano de oportunidades para todos.

En medio de esta creciente expansión del mundillo, la singularidad sigue siendo, como no, el mercado hispanohablante y, en concreto, el español. Parece que nuestra sociedad no es una fruta suficientemente madura para muchas empresas internacionales de rol, lo que ha provocado que muchos juegos no se hayan publicado en nuestro país o que tengan una presencia meramente testimonial. En resumidas cuentas, somos un público desagradecido. Criticamos mucho, compramos poco y pirateamos demasiado. Al menos, eso dicen los números y las estadísticas...

Esta situación nos conduce al insólito hecho de que la Industria internacional no se molesta en traducir al español un gran porcentaje de todo lo que produce, a pesar de que somos miles de clientes potenciales. Por supuesto, este análisis superficial omite muchos detalles a tener en cuenta. Habría que hablar también del bajo nivel adquisitivo del ciudadano español en comparación con otros países de la Unión Europea, de los altos precios, de los efectos de la crisis económica, de los costes de traducción e impresión, de las ilustraciones que tanto nos gustan en nuestros queridos libros y un largo etcétera que no voy cubrir para no salirme por completo del tema central de esta entrada. Por supuesto, a río revuelto, ganancia de pescadores. Esta falta de iniciativa ha dado alas a nuestro sector nacional, apareciendo nuevas empresas y juegos de gran calidad. A títulos ya conocidos por los aficionados como Aquelarre, se les fueron sumando lentamente otros: EXORedención, el Capitán AlatristeAventuras en la Marca del Este, por citar a unos pocos. Sólo son unos ejemplos, pero cogéis la idea general, ¿verdad?

Y en esas estamos. Nunca tuvimos tantos juegos donde elegir al alcance de la mano, aunque sólo un pequeño porcentaje esté en español. Afortunadamente todavía existen buenos samaritanos, como el Rincón del Demonio, que publican pequeñas traducciones de reglas y trasfondo. Gracias a los esfuerzos de personas como su autor, la mayor parte de los internautas de la comunidad hispana, con unos conocimientos rudimentarios del idioma anglosajón, pueden disfrutar de esa parte del mundillo que todavía desconocemos en gran medida.

Por mi parte, quiero poner hoy mi propio granito de arena en este problema, estrenando una nueva línea narrativa que todavía no ha sido publicada en español y que tomará su sitio en esta ciudad de máscaras. Me refiero, como ya supondréis por el título de la entrada de hoy, a Black Crusade, un juego donde los jugadores interpretan a los malos de la película. Sí, habéis oído bien. Los malos. Suena seductor. ¿Quién no ha visto una película o leído un libro y pensado "si fuera el malo, haría esto y esto"? Pues bien, aquí lo tenéis. ¡Y ambientado en el universo de Warhammer 40.000 nada más y nada menos! ¿Cómo? ¿Que algunos no sabéis de qué estoy hablando? Está bien, calma, calma. Dejadme empezar entonces por el principio...


Imaginaros una pequeña empresa británica que a mediados de la década de los 70 se dedicaba a fabricar tableros de mesa para juegos como el backgammon y el ajedrez. Su nombre es Games Workshop y pronto dio mucho de qué hablar, ascendiendo rápidamente por encima de sus orígenes humildes. Empezó convirtiéndose en la importadora del legendario juego de rol estadounidense Dungeons & Dragons, para luego reimprimir otros juegos como La llamada de Cthulhu, Runequest y Traveller. Pero fue en 1979 cuando la compañía encontró su leitmotiv al poner el suficiente capital para la creación de otra compañía llamada Miniaturas Citadel, que produciría todo tipo de miniaturas de metal para juegos de rol y wargames.

Fachada de la sede de Games Workshop

Durante las décadas de los 80 y los 90, Games Workshop no dejó de crecer, abriendo numerosas tiendas propias en Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia... En 1994, ¡incluso llegaron a salir en la bolsa del London Stock Exchange! Sus dos principales líneas de juego fueron Warhammer Fantasy Battle y Warhammer 40.000, perteneciendo el primero al género de la fantasía épica y el segundo a la ciencia ficción.

Aficionados jugando a Warhammer 40.000

Sin embargo, su vertiginosa expansión terminó a finales de los 90, cuando ganaron fuerza los juegos de magia coleccionables (como Magic), lo que obligó a la compañía a diversificarse en nuevas áreas, sacando a la venta un juego de miniaturas basado en El Señor de los Anillos, creando su propia editorial, llamada Black Library, y publicando varios videojuegos ambientados en los universos ficticios de sus líneas de juego.


Aquí tenemos que dar un nuevo salto de página y hablar de otra compañía llamada Fantasy Flight Games, fundada en 1995. Esta compañía, cuyas principales instalaciones se encuentran en Minnesota (Estados Unidos), publica numerosos juegos de rol, miniaturas y cartas coleccionables, convirtiéndose en una de las grandes de la industria. Ha comercializado juegos de Star WarsBattlestar Galactica, Arkham Horror y Netrunner, por citar solo unos pocos ejemplos, pero más importante aun, al menos en lo que concierne a la entrada de este blog, es que en el 2008 consiguió los derechos para comercializar juegos de rol ambientados en los universos ficticios de Warhammer Fantasy Battle y Warhammer 40.000.

El primero de ellos fue Dark Heresy, un juego de rol donde los jugadores interpretan a investigadores de la Inquisición en su lucha contra los enemigos de la humanidad. Por ahora, este es el único juego que está disponible en español gracias a Edge Entertainment, aunque no están traducidos todos sus suplementos. En Rogue Trader, su segundo juego, se nos daba la oportunidad de interpretar a intrépidos capitanes al mejor estilo space opera de toda la vida. El tercero, Deathwatch, cumplió la mayor fantasía secreta de muchos aficionados del mundillo: ¡interpretar a un marine espacial! El cuarto añadió más leña al fuego: Black Crusade. Ahora los jugadores podían interpretar a las fuerzas del Caos en su lucha contra el Imperio de la humanidad, bien jugando con marines espaciales traidores bien con una amplia variedad de herejes. Only War fue el último juego que publicaron ambientado en el universo de Warhammer 40.000; esta vez, los protagonistas son soldados de la Guardia Imperial.

Dark Heresy
Rogue Trader

Deathwatch
Only War

En mi humilde opinión, Black Crusade combina lo mejor de todos los juegos de la línea: conspiraciones, intriga, combates... las posibilidades son casi ilimitadas, tanto en el Vórtice de los Gritos como dentro del Imperio, en el sector Calixis o en cualquier otro imaginado por la retorcida mente del Director de Juego. Como digo, las posibilidades son enormes. Sin embargo, no se puede negar que una gran parte de su éxito se debe al propio trasfondo narrativo de Warhammer 40.000. A pesar del estupendo trabajo realizado por los chicos de Flight Fantasy Games, fueron los diseñadores de Games Workshop los que abrieron camino y eso se nota en cada aspecto del juego.

Black Crusade

Black Crusade ofrece tanta libertad que puede asustar si no se preparan las partidas adecuadamente. Al igual que pasó en su día con el Paranoia, en este juego es vital que exista una buena comunicación entre el Director de Juego y los jugadores, e incluso entre ellos mismos. La buena marcha de la trama, del tiempo narrativo y de la misma diversión del juego depende de ello. El otro requisito consiste en tener una mente abierta para explorar las posibilidades que se abren ante los personajes...

Si después de leer esta entrada de presentación os quedáis con ganas de informaros un poco sobre el universo de Warhammer 40.000 antes de que empiece a publicar los relatos de Black Crusade, tenéis varias fuentes a las que podéis acudir. En Wikipedia encontraréis una introducción rápida y sencilla. Para búsquedas más intensivas, también tenéis a vuestra disposición Wikihammer 40k, donde podéis encontrar información oficial como detalles proporcionados por los aficionados del hobby. Otro lugar muy recomendable para echar un vistazo es Fanhammer, donde podréis encontrar información sobre el juego de miniaturas, rumores y otra información muy útil. Por supuesto, Games Workshop también aporta mucha información de trasfondo en los codex dedicados a cada ejército; aquí podéis ver sus numerosos productos, así como sus estupendas miniaturas. Estoy convencido de que habrá muchísimos más recursos de los que citó en otros lugares de internet, pero eso ya es cosa vuestra. Sólo os dejo una pequeña parte para ir abriendo el apetito.

Y sin nada más que añadir, un nuevo y temible espectáculo toma lugar en nuestra hermosa ciudad...

martes, 1 de octubre de 2013

SUSURROS-DEL-PASADO (6 - 3)

Campo de Batalla (Umbra Media)

Perezosos jirones de bruma dormitaban indolentes sobre las rocas, ocultando gran parte del paisaje con su manto húmedo y la quietud de la noche sólo parecía verse interrumpida por el estrépito provocado por las olas al estrellarse contra los acantilados. Sin embargo, la pequeña ensenada no carecía por completo de vida. Desde su privilegiada posición, el Señor de la Sombra olisqueó el hedor de los hombres incluso antes de haberlos divisado. El Garou trepó unos metros más, con el vientre pegado a la húmeda roca, siguiendo a Faruq. Lo que encontró una vez que hubo coronado el peñasco, le causó no poco desconcierto.

Numerosas figuras, armadas con espadas y lanzas, estaban descendiendo de un barco encallado en la playa de piedras. En otras circunstancias, el Galliard se habría tomado su tiempo para admirar las elegantes curvas de la embarcación, pero todo cuanto percibía hasta ese momento le decía que estaban a punto de ser testigos de otra tragedia de la historia humana: las velas plegadas del navío, los movimientos furtivos y alertas de los guerreros. "Se va a derramar sangre muy pronto", reflexionó el joven Garou.

Casi por reflejo, miró a su compañero para intentar adivinar si Faruq pensaba lo mismo, pero el Ragabash no estaba donde debería. Unos segundos antes se hallaba tumbado a su lado, observándolo todo con suma atención y ahora ya no estaba. Simplemente había desaparecido por completo. Su olor personal era la única prueba que tenía Susurros-del-Pasado para confirmar que su hermano de manada había estado allí arriba. "En el nombre de Gaia, ¿dónde te has metido, maldito Luna Nueva?"

Un ruido detrás suyo llamó su atención de inmediato, pero al volverse descubrió que sólo era Lars. El Theurge debía haber escalado con cierta dificultad la pared del promontorio, mientras sostenía entre sus fauces el fetiche que hacía las veces de brújula en su búsqueda espiritual. Susurros-del-Pasado alzó la cabeza para observar de nuevo a los humanos. Para su satisfacción, los guerreros que se escondían en la playa no parecían haber escuchado ningún ruido. Muy al contrario, concentraban toda su atención en un sendero pedregoso que ascendía por una pequeña pendiente hasta perderse más allá, hacia la costa. "Deberíamos dar gracias a Gaia por haber concedido a los humanos unos oídos tan torpes", pensó con sorna el Señor de la Sombra.

-¿Faruq?-, preguntó su hermano al mismo tiempo que adoptaba la forma de hombre de las cavernas.

-Desapareció-, respondió él con un gruñido que no ocultaba en absoluto su frustración.

Lars no dio ninguna importancia al hecho de que el Ragabash hubiese decidido actuar por su cuenta, olvidándose de las claras instrucciones que les había dado Canción-Ocultas cuando habían llegado a este lugar. "Observar atentamente todo lo que ocurra, pero no intervengáis bajo ningún concepto", les había dicho su alfa. "Debemos averiguar por qué Uktena nos ha enviado a esta región del Campo de Batalla".  Lars interrumpió sus pensamientos.

-Aqueos-, murmuró en voz baja, tan baja que incluso a Susurros-del-Pasado le costó entenderlo en forma lobuna.

-¿Qué?-, preguntó el Philodox sin entender realmente al Theurge.

-Son soldados griegos de una época muy remota-, le explicó sin dejar de observar a los humanos. -Observa con atención. Ninguna de sus armas es de hierro, todas parecen haber sido forjadas con bronce.

Susurros-del-Pasado observó a los humanos detenidamente, descubriendo sorprendido que Lars tenía razón. Y no sólo eso, también se percató en los cascos redondos hechos con colmillos de alguna bestia salvaje, los numerosos escudos con forma de ocho y forrados con pieles de animales...

-¿Cómo lo supiste?-, acertó a decir incrédulo.

-Tuve una infancia muy difícil-, respondió Lars con sencillez. -Me pasaba mucho tiempo leyendo acerca de los vikingos, las legiones romanas, los pueblos germánicos. Cualquier cosa con tal de evadirme...

El relinchar de unos caballos hizo que ambos enmudecieran de golpe. Los humanos estaban obligando a descender por una estrecha pasarela a dos hermosos caballos de pelaje pardo cuyas cabezas estaban cubiertas por oscuras capuchas. El resto de los tripulantes del barco se esforzaron por hacer descender de forma controlada el armazón vacío de un carro, ayudados por varias sogas y cuerdas. La pericia de los humanos logró que culminasen sus trabajos en menos tiempo del que podría pensarse. Unos guerreros sin coraza arrastraron luego el vehículo hasta la playa. Hecho lo cual, llevaron a los dos caballos y les pusieron los arreos y bridas.

Entretanto, una figura siniestra observaba los preparativos desde la cubierta de la embarcación. Susurros-del-Pasado no la había visto antes, pero ahora no podía apartar su mirada de él. El griego iba ataviado con una pesada coraza y numerosas placas que cubrían todo su cuerpo, a excepción de las piernas, que estaban protegidas a su vez por unas canilleras desde las rodillas al tobillo. En su mano derecha, la figura aferraba una larga lanza. Por el contrario la otra mano no sostenía escudo alguno, sino que lucía una enorme pinza de crustáceo en lugar de una palma y cinco dedos .

-Ese debe ser su líder... un maldito Fomor.

-Percibo en él la peste del Wyrm incluso desde esta distancia.

-Debemos avisar inmediatamente al resto de la manada. ¡Vamos!

-.-

Tal y como esperaban, cuando regresaron a la ensenada acompañados de sus hermanos, los guerreros aqueos ya se habían puesto en marcha. A pesar de ser meros reflejos espirituales de aquellos que vivieron esos mismos acontecimientos, su olor estaba fresco en el aire de la madrugada. Apestaban a vinagre, pescado y vino, una combinación que difícilmente podría considerarse sutil para perder su rastro. Y por si eso no fuera suficiente, las huellas dejadas por el carro del caudillo eran lo suficientemente elocuentes por sí mismas.

En cualquier caso, una vez que las Cinco Garras de Gaia llegaron a la cima del camino que conducía a la playa, encontraron un paisaje litoral de un oscuro color terroso, salpicado por hierbas bajas y abundantes matorrales. La luz de Selene, que apenas mostraba su cuarto creciente, iluminaba una pequeño poblado de casas redondas y paredes encaladas, con techumbre de ramas, dispuesto sobre un promontorio rocoso que se alzaba solitario sobre el nivel del mar. Más lejos aun, casi en la otra punta de la isla, se podían discernir las oscuras copas de los pinos y alcornoques de una sombría arboleda parcialmente cubierta por la bruma.

Los aqueos habían recorrido una buena distancia en completo silencio amparándose en la oscuridad. Susurros-del-Pasado y su manada les siguieron, manteniéndose a una prudente distancia de los más rezagados para impedir que diesen la voz de alarma. Por fortuna, los asaltantes estaban demasiado concentrados en la tarea que tenían entre manos, como para distinguir a seis hombres lobo al acecho en su retaguardia. "Lástima que no podamos hacerles ver su error", se lamentó en silencio el Galliard.

-.-

Al llegar a las lindes del poblado, los aqueos se dispersaron en pequeños grupos, cubriendo todas las casas y puertas. Únicamente en ese momento, echaron a un lado toda cautela para proferir terribles gritos de guerra. Entraron en los hogares, espada en mano, sin respetar la vida de hombre, mujer, niño o anciano. Hubo saqueos, violaciones e incendios descontrolados. Algunos aldeanos intentaron resistirse, pero sus esfuerzos cayeron en saco roto. Fue una masacre carente de todo sentido de gloria u honor.

El caudillo aqueo no permaneció impasible ante la destrucción provocada por sus hombres, sino que participó activamente en la matanza. Mientras su auriga azuzaba a los caballos para perseguir a los aldeanos que tratasen de escapar, él mismo agotó todas las jabalinas de su carcaj de cuero con mortal precisión. No obstante, cuando se quedó sin más proyectiles arrojadizos, ordenó al conductor del vehículo que embistiese directamente a los desafortunados que tuvieron la mala fortuna de encontrarse en su camino. Susurros-del-Pasado apenas podía creer que los cadáveres ensangrentados que dejaba el carro tras de sí pudiesen haber pertenecido previamente a un ser humano.

El Galliard se sintió arder de pura indignación. La rabia que sentía en ese momento amenazaba con desbordarle como un río cuyo torrente hubiese sido alimentado por la descarga de una fuerte tormenta. Estaba enfadado con los habitantes del poblado, por no haberse dado cuenta de que las leyes de Gaia sólo respetaban a los más fuertes. ¿Por qué no habían alzado algún tipo de defensa alrededor de sus casas? ¿Por qué ninguno de ellos se ocupó de vigilar la noche para prevenir que algo así pudiese suceder? Se merecían su ridículo destino, y sin embargo, el Señor de la Sombra no podía evitar sentir lástima por ellos.

-.-

De pronto, la escena cambió ante sus ojos. Todo empezó con un aullido furioso, un aullido que prometía venganza y muerte. Todos los hombres dejaron de hacer lo que tenían entre manos. Las risas cesaron de golpe. Las voces enmudecieron. Las manos aferraron con miedo sus armas. Un nuevo aullido se unió al primero, y luego otro, y otro más. El caudillo intentó reunir a sus hombres entre maldiciones, esforzándose por hacerse oír por encima de los relinchos asustados de los caballos y el desconcierto de su gente.

Una enorme zarpa peluda elevó por los aires a uno de los asaltantes, haciéndolo desaparecer detrás de una de las casas. Los alaridos de la víctima cesaron bruscamente. Por el rabillo del ojo, enormes formas oscuras corrían entre los edificios, cazando uno a uno a los invasores. Algunos aqueos trataron de huir de las bestias, pero no pudieron escapar de su justo castigo.

Como Galliard, Susurros-del-Pasado había escuchado muchas historias acerca de las Garou conocidas como las Furias Negras. Se decía que su tribu sólo admitía a mujeres, aunque también se rumoreaba que toleraban a algunos machos metis entre sus filas. Se tenían a sí mismas como las Garou más cercanas espiritualmente a Gaia y al Kaos, y la mayoría de ellas mostraban una actitud condescendiente hacia el resto de las tribus de la Nación Garou. Sin embargo, muchos las respetaban por su habilidad marcial y Susurros-del-Pasado pudo comprobar la razón.

Pequeñas escaramuzas se extendieron por doquier, aunque las Furias lograron imponerse a los invasores y cobrarse un sangriento tributo antes de que estos pudieran reorganizarse. Debía haber ocho o nueve de ellas como mucho en la isla. Dicho fuera en su honor, ninguna de ellas cayó muerta durante los primeros embates de la refriega. Formas Crinos de pelaje oscuro con manchas o rayas blancas, plateadas o grises destrozaron sin dificultad la carne y los huesos de sus enemigos con sus afiladas garras. Lobas e Hispo de enorme tamaño acabaron a mordiscos con otro puñado de aqueos. Sin embargo, el caudillo logró reagrupar a un gran grupo de los suyos en el camino, por lo que el combate no había terminado ni mucho menos.

El pesado batir de unas grandes alas obligó a Susurros-del-Pasado a apartar la vista de la batalla durante unos instantes. No pudo creer lo que vieron sus ojos. Un avatar de Pegaso, el tótem espiritual de las Furias Negras, sobrevolaba en esos momentos el campo de batalla. Parecía como si estuviese cabalgando sobre el mismo cielo, mientras sus alas batían furiosas las invisibles corrientes de aire. El espíritu se precipitó hacia abajo sin previo aviso, derribando a media docena de hombres antes de alzarse de nuevo hacia las alturas.

-Están acabados-, murmuró Faruq a su lado.

-No lo creo-, gruñó él cuando volvió a observar al caudillo.

En aquel momento el Fomor había echado hacia atrás el brazo con el que sostenía su lanza y tras unos breves segundos la arrojó con todas sus fuerzas cuando estuvo seguro. El arma recorrió el oscuro cielo, pero no erró en el blanco, sino que se hundió profundamente en el costado del espíritu. Moribundo, el avatar de Pegaso comenzó a caer sin control, estrellándose contra el suelo finalmente, sin dejar de proferir terribles sonidos de dolor y agonía.

Los Garou de las Cinco Garras de Gaia habían sido testigos de muchas cosas horribles durante su corta vida, pero ninguna tan increíble como la que acababan de contemplar. La sorpresa desbordó a la furia y no quedó nada salvo una pesada angustia.

-Levántate, levántate-, suplicó Crow en voz baja, rompiendo el apesadumbrado silencio que siguió.

Pegaso pareció haberlo escuchado. E incluso hizo dos torpes intentos para ponerse en pie. Sin embargo, sólo consiguió volver a caerse las dos veces, ensanchando todavía más la herida de la lanza en su costado y quejándose lastimeramente. Las fuerzas lo abandonaron de pronto y se quedó allí inerte, tendido, destrozado. En ese mismo instante, las Furias Negras enloquecieron por completo, abandonándose a un salvaje frenesí. Cayeron sin misericordia sobre lo invasores, dejando un reguero de cadáveres desmembrados a su paso. El mismo caudillo, que había logrado eliminar con su lanza a dos Furias en combate singular, perdió literalmente la cabeza cuando una anciana Garou se la arrancó de un golpe con un barrido de su garra en forma Crinos.

-Tenemos que irnos-, susurró Lars.

-¿Qué?-, preguntó Canción-Oculta perplejo.

-Tenemos que irnos-, repitió el Theurge al mismo tiempo que mostraba la brújula-fetiche que siempre llevaba consigo. Todos ellos pudieron comprobar que el interior del cuenco resplandecía débilmente y que la pupila del gran orbe que había en su interior estaba orientada en una nueva dirección. Uktena les estaba indicando que debían proseguir su viaje.

-Muy bien-, respondió el alfa con todo su aplomo. -Vámonos. Aquí no podemos hacer nada más...

-.-

-Creo que ya sé por qué nos trajo a ese lugar, les dijo al resto una vez que dejaron atrás el cartel de carreteras con el nombre de la isla: "Ictime".

Todos arrastraron sus miradas apenadas hacia él, sin comprender muy bien a qué se refería. Todavía apenado por la muerte de Pegaso, Susurros-del-Pasado no disfrutó de la atención que recibía y habló con rapidez, intentando explicarse cuanto antes para alejar de sí aquellas miradas cargadas de angustia.

-Es la lanza-, empezó a decir con cierto nerviosismo. -Ningún arma podría haber herido de ese modo a un espíritu... y menos a un avatar de un Incarna. ¿No es cierto, Lars?

-Ningún arma mundana podría hacer lo que hemos visto-, asintió el Theurge, como si hubiese podido adivinar sus pensamientos.

-¿Insinúas que es un fetiche?-, quiso saber Faruq.

-Sí, eso es. La lanza es un poderoso fetiche del Wyrm, un arma única y temible, capaz de destruir a un avatar de Pegaso.

-Y no sólo eso-, intervino Canción-Oculta de repente. -¿Os acordáis de Stuttgart? Los Fenris corruptos usaron la punta de una lanza de bronce para destruir un túmulo sagrado. ¡Tiene que ser el mismo fetiche!

-¿Y qué parte juega Relámpago en todo esto? ¿O la Llanura del Apocalipsis?

-No lo sé todavía, Faruq-, respondió el alfa con algo más de energía. -Sin embargo, tengo la corazonada de que estamos empezando a dar nuestros primeros pasos en la dirección correcta.

-Suponiendo que tengáis razón, ¿qué haremos con ella cuando la tengamos en nuestras manos?-, quiso saber Crow.

-¡Destruirla!-, gruñó Raimorantha sin dudarlo.

-Canción-Oculta tiene razón-, sentenció el Galliard con firmeza obviando intencionadamente la última afirmación del Ahroun de la Camada de Fenris. -Sólo hemos dado unos pocos pasos en nuestra búsqueda espiritual. Si somos dignos, encontraremos las respuestas que buscamos a su debido momento.